Según los medios de comunicación, con lo que este año
la Cruz Roja Española recaude en el Día de la Banderita, por primera vez se va
a utilizar en ayudar a las personas afectadas por la crisis en el país. Con el mensaje de la campaña de marketing, parece
como si antes esta institución no ayudara a los pobres españoles, que los
había, al igual que en cualquier otro país. Cierto es que "ahora" la masa de pobreza se
acrecienta a pasos agigantados, ante la impasible nuca (porque la mirada está
hacia otro lado) de los políticos, la élite patrimonial o financiera y los tontos del culo.
La noticia anterior, me hizo ayer caer en la cuenta que, de
un tiempo a esta parte, estoy recibiendo llamadas telefónicas, cartas, correos
electrónicos… de ONGs y sus instituciones afines, con las que en el pasado
coyuntural o estructuralmente colaboré, para explicarme sus nuevos proyectos y
las actividades que actualmente están realizando. Me da en la nariz que los departamentos promocionales de
estas entidades sin ánimo de lucro, se han puesto manos a la obra, a veces un
tanto a la desesperada, escrutando las bases de datos de donantes y
colaboradores para incrementar la efectividad de las campañas de donativos,
identificando y contactando con el ex-donante, para fidelizarlo. Marketing puro
y duro, diría.
Me parece bien. Pero también, algunas de estas instituciones
que hoy, con todo su derecho (faltaría más), me bombardean telefónica o telemáticamente, primero deberían reestructurarse, sanearse, organizarse... internamente, con el objetivo económico de ajustar sus costes generales a
la realidad del momento, reduciendo cargados cuadros directivos e institucionales,
por no hablar de los costosos presupuestos de desplazamientos, dietas y comilonas gastos diversos de las juntas, familiares y allegados, así como de las minutas de sus abogados, asesores, auditores y resto de profesionales, empresarios y políticos caradura que pululan como alimañas por su alrededor en su entorno social.
Paralelamente,
deben potenciar estructuras técnicas efectivas, tanto en personal como en
tecnologías, así como las importantes redes de voluntariado. Finalmente, “cuidadín” con el trato de los datos la información del donante
o “cliente”, ya que es privada, por tanto, sensible. En vez de
analizar profundamente si estoy casado, soltero o divorciado, si tengo familia, qué profesión, qué
religión práctico… deberían centrarse en datos más estadísticos como, por
ejemplo, la media de las donaciones que he realizado o la frecuencia de mis aportaciones. En síntesis, como en la empresa, las campañas de marketing en las ONGs pueden ser efectivas profesionales o chapuceras (Fuente de la imagen: página web de La Cruz Roja).