Hay una página en Facebook, con 182.647 personas que “les
gusta” a la fecha y hora de esta mañana redacción del post, que se llama ”Se me saltan las lágrimas cuando la teleoperadora es española”. El jueves me acordé del sitio, cuando estaba realizando una gestión
telefónica y la teleoperadora se me presentó diciendo su nombre y el lugar geográfico desde
donde llamaba, una ciudad de mi país. No se me cayeron las lágrimas, pero
reconozco que me emocioné un poco. Me da en la nariz que existe una corriente de des-externalización
en este tipo de servicio. Si eres un asiduo visitante del blog, ya sabes mi
opinión sobre el outsourcing. A veces se han hecho verdaderas barbaridades con
la subcontratación y en la telefonía tenemos uno de los ejemplos. Que conste que no estoy en contra de la externalización, pero dependiendo del producto o del servicio y, por supuesto, de la atención al cliente y de la postventa, aspectos sumamente importantes en la generación de confianza y fidelización del consumidor o cliente.
Por otro lado, el coste del outsourcing en el servicio de atención telefónica no sólo tiene que computar el precio de la externalización a otra región del globo terráqueo, también debe registrar