Me dormí con el relajante montaje sonoro, realizado por Carlos de Hita, mientras fluían a la mente los relajantes susurros naturales de aquel momento de la niñez, cuando me traspuse entre los surcos de la parcela dispuesta para albergar los cultivos hortícolas. Esa mezcolanza de trinos de pájaros con el murmullo del agua de la acequia, aderezada por la suave brisa del rondeño atardecer primaveral, trasladó al todavía estremecido niño a una placentera abstracción mental, que generó en ensoñación durante no sé cuánto tiempo, pero que, cuarenta y pico años después, sigue resonando en la cabeza y readmitiendo el cuerpo la vitalidad que percibí en el posterior despertar de la niñez.
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[1] Velasco Carretero, Manuel. Medioambiente. 2011. Sitio visitado el 20/06/2012.