Aquí me tienes, en una foto que me hicieron ayer, en el paseo marítimo de Torremolinos (Málaga, España), gozando de la tarde mientras saboreaba un café y un buen libro. Si no hubiera aceptado la invitación de unos amigos, no hubiera tenido la suerte de disfrutar ese bello momento. En un comentario al post “Dar la cara”[1], me solicitaba Arturo que escribiera sobre “el Factor Suerte en los negocios”. Imagino que no se refería a que comentara el libro del psicólogo inglés Richard Wiseman “Factor Suerte”[2], sino que fuera cosecha propia, así que le respondí que algo había en el saco de la experiencia.
Realmente, podíamos poner de ejemplo toda la vida profesional, con sus luces y, sobre todo, sus sombras, que son las que propician nuevas luces. Pienso que la suerte en la actividad empresarial, al igual que en lo personal, hay que labrarla día a día, en el camino de la Vida, con actitud positiva, emprendedora y abierta al cambio. Se me viene a la mente el chiste de aquel energúmeno que insistentemente le pedía a la Virgen María que le tocara la lotería, hasta que la Señora no pudo más y le soltó “Pero, al menos, compra un boleto, hijo mío”. Si no arrimas el hombro, actúas, te mueves, laboras, no esperes que te toque la suerte. Compra ese número y tendrás posibilidades.
Salvo excepciones, que siempre las hay, y dejando a un lado la mal llamada “suerte” de los advenedizos, temporeros, vividores, trápalas, cantamañanas, manipuladores, mentirosos, tramposos y pandilleros, si trabajas decentemente, con ética y moralidad, con un fin en la mente, con ánimo de superación y abierto al continuo cambio, la Suerte se acercará a ti. Incluso los arrojos en los momentos más sensibles, como los descritos en el post “Tangible y axiomático”[3], son los que propician un acercamiento a la Suerte el día después. En mi caso, cuando considero que la aportación a un proyecto ha finalizado o no me siento identificado con su nuevo rumbo o deja de hacerme tilín, analizo la situación de forma objetiva y sincera y al cabo de unos días, unos meses o años, tomo una decisión, ya sea seguir o pasar a un segundo término.
Si la decisión es cambiar de tercio, me quedo con lo positivo, con la suerte de haber disfrutado de esa experiencia profesional y los buenos momentos vividos. Creo que esa disposición al perenne quehacer, labor o faena, aprendiendo, conociendo, aprehendiendo y emprendiendo, de forma sincera y proactiva, es el agente que cataliza las dosis de relativa pero siempre deseada Suerte en los negocios. Y si, además, te toca la Lotería, pues… Pero por lo menos, Arturo ¡Compra un boleto! Que tengas una proactiva semana profesional.
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[1] Velasco Carretero, Manuel. Dar la cara. 2010. Sitio visitado el 11/10/2010.
[2] Wiseman, Richard. Factor Suerte. Ed. Temas de Hoy. 2003.
[3] Velasco Carretero, Manuel. Tangible y axiomático. 2010. Sitio visitado el 11/10/2010.