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Menos mal que el desplazamiento se hizo agradable, por la rapidez y por la compañía. Me sentí su majestad, cuando me fueron a recoger y me condujeron a la zona de tránsito. Por un momento dejas de lado el día a día, hasta el punto que me olvidé el móvil. Curioso, últimamente, en épocas de transición descuido el teléfono en cualquier lugar. Para colmo, Movistar no me permite acceder a los mensajes de buzón de voz, hasta días después.
Supongo que todo tendrá un sentido: las fuerzas del Universo se confabulan para generar un futuro esperanzador a este granito de arena don nadie. Por la tarde, en la presupuestada compra de la semana me permití un extra. Llegué a casa, me puse más cómodo y abrí la Alhambra Reserva 1925 (ver post “Destapa y tápate” o Delicatessen[2]). Fue tal el gustazo que me di, que la sonrisa me dura todavía en esta mañana, mientras escribo el post. En el viernes, un sorbo de Vida.
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[1] Velasco Carretero, Manuel. A votar. 2008. Sitio visitado el 08/05/2010.
[2] Velasco Carretero, Manuel. Destapa y tápate (2007), Delicatessen (2007). Sitios visitados el 08/05/2010.