Fuente de la imagen: Alexandra_Koch en pixabay |
Una y otra vez me empeño en conseguir el equilibrio entre la vida laboral y la vida personal y, tal vez, ese perenne intento es sólo una inútil falsificación o engaño, para remediar las cuestiones económicas y sociales en las que, queriendo o sin querer, me encuentro inmerso.
Tampoco me consuela que la búsqueda de esa “proporción” haya sido un derecho inalienable a lo largo de la historia de la Humanidad. Creo que debería reflexionar y, si procede, interiorizar, que una acción importante, ya sea escuchar a un amigo o realizar una actividad laboral concreta, para que esté bien realizada, necesita de una concentración y utilización de recursos mentales conscientes casi total.
Puede que el concepto “equilibrio” lo deba medir a posteriori, es decir, cuando analice un periodo de experiencias de mi vida pasada. Entonces, podré averiguar si he vivido en armonía o en constante desequilibrio (imagen de la Wikimedia Commons). Imagen incorporada con posterioridad; fuente: Alexandra_Koch en pixabay.