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Además de mi escasa capacidad para las lenguas y de haber estado, durante los primeros años de mi vida, perdido en la Ronda agrícola profunda, alejado de toda civilización y con los únicas voces de mi familia directa y los sonidos de la Naturaleza, otro culpable de mis pocas dotes actuales para el idioma líder en los negocios, la tiene el hecho de que cuando entro en la escuela, allá por los doce años, el idioma que me asignan es el francés, nociones que, hasta el momento, no me han ayudado en mi vida profesional. Pero, bueno, hay que quedarse con lo positivo, si es que lo encuentro algún día. ¡Claro! Je parle français (imagen de la bandera de Francia; fuente: Wikimedia Commons). Imagen incorporada con posterioridad; fuente: geralt en pixabay.