![]() |
Fuente de la imagen: mvc archivo propio |
También, he rememorado aquella vez - volvía de la muy apartada y escasamente visitada escuela rural - cuando le dije a una señora, sentada en el camino, que tenía hambre. Raro en el niño súper tímido de entonces. La mujer, seguramente conocía al famoso “niño perdío” (M. Velasco, 2007)[1], me hizo entrar en su casa y me preparó una rebanada de pan con mantequilla, que todavía me sabe a gloria. Gracias, señora. Gracias, mamá. Gracias, amigo, por el agasajo culinario (imagen de una mujer elaborando mantequilla, en el París de 1499; fuente: Wikimedia Commons). Imagen incorporada con posterioridad; fuente: mvc archivo propio.
______________________
[1] Velasco-Carretero, Manuel (2007). ¡Ahí va el niño perdío! Sitio visitado el 25/10/2008.