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Fuente de la imagen: mvc archivo propio |
A ello se une el desconocimiento de que, aunque el dinero llegue fácil, puede perderse de un día para otro. Asimismo, la edad confiere cierta inmunidad a la hora de opinar sobre las políticas internas de una empresa. Mientras los directivos mayores se atreven a decir lo que piensan y echarse por la espalda las reacciones, los jóvenes prefieren reservarse sus opiniones, ante el hipotético riesgo de perder su estatus[2]. Imagen incorporada con posterioridad; fuente: mvc archivo propio.
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[1] Lovry, Tom (2008). Extreme Experience: Septuagenarian CEOs. Business Week. Sitio visitado el 25/09/2008. Enlace refrescado posteriormente (a bloomberg.com).