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Fuente de la imagen: archivo propio |
Un veintiuno de julio de 1999,
hace ahora nueve años, me regalaron el libro de
Bill Gates, “Los negocios en la era digital” (edit. Plaza y Janés)
[1]. Devoré las 527 páginas nada más leer una frase de Bill en la contraportada: “Tengo una convicción sencilla pero firme: en adelante, la manera en que se capte, administre y utilice la información, determinará las pérdidas y las ganancias”. En el texto, se intenta explicar como un sistema nervioso digital, unifica todos los sistemas y procesos bajo una infraestructura común, generando caudales de valiosa información, que posibilitan avances en eficiencia, crecimiento y, por derivación, rentabilidades. Fuente de la imagen: archivo propio.
Hace unas semanas, se decía en The Economist,
The meaning of Bill Gates[2], que a finales de junio el cofundador de Microsoft dejaría la empresa
[3] para dedicarse a su fundación de caridad, en la que se enfrentaría a nuevos retos, como la pobreza y la malaria. El visionario intuyó que la informática podía ser un una actividad empresarial de gran volumen y exiguo margen, descubriendo que independizando el software del hardware, ambos negocios serían más vigorosos por separado. Según ese periódico, la mayor contribución de Gates a la sociedad es lograr beneficios y productos y, a pesar de sus defectos, Bill se ubica entre los buenos, marchándose cuando se encuentra en la cima (
foto de la Wikimedia commonns).
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[1] Gates, Bill. Los negocios en la era digital. Ed.. Plaza y Janés. 1999.
[3] El 27 de junio iba a ser su último día de trabajo en Microsoft.