Fuente de la imagen: mvc archivo propio |
Con la excusa de la crisis, se acentúa el uso de dudosas prácticas comerciales, como asfixiar al proveedor con políticas de inconcebibles ajustes de precios, que lo único que propician a medio plazo son trabajos pobremente ejecutados, presuntas ilegalidades laborales, fiscales y mercantiles, cuando no la desaparición de un grupo de decentes empresas proveedoras, que se han dejado pisotear por el mal llamado “su cliente” y no han sabido buscar otras opciones y alternativas. Leíamos en Entrepeneur, Just Sai No[2], que los clientes esperan que siempre estemos de acuerdo con sus propuestas económicas, pero existe una sutil línea entre el servicio y la servidumbre. Dice el consultor T. Scott Gross, que el cliente tiene la razón hasta que deja de ser un cliente y se convierte en un pasivo laboral, lo que catalogo como “mafioso”. Algunos clientes no valen la pena. Establezca sus límites y asegúrese de que los clientes los conozcan también, apunta Gross (imagen del MEC: Segismundo despierta, del ilustrador G.Haitz). Imagen incorporada con posterioridad; fuente: mvc.
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[1] Con todos mis respetos a esa ancestral técnica comercial.
[2] Just Sai No (2007). Entrepeneur. Sitio visitado el 28/05/2008.