Fuente de la imagen: archivo propio |
A riesgo de que me catalogara de zalamero, hipócrita o ¡vaya usted a saber! me atreví a comentarle: “Te noto distinto, mejor, diría”. Con una sonrisa de oreja a oreja, respondió: “Manuel, un cambio de imagen que me regalé hace unos años. Te agradezco el comentario que me hiciste. Me dolió mucho, pero pasado unos meses, reflexioné y concluí que no querías hacerme daño, sino, lo mejor para mí. Luego, me propuse evolucionar y cambiar mi filosofía de vida, hasta el punto de cuidar algunos detalles que, antes, mi perfil machista me lo impedía. Hoy me siento excelente”.
Lo conocí hace ahora una década. Buen profesional, mejor persona, pero los trajes los llevaba demasiado ajustados para lo que se estilaba en aquellos tiempos; el pelo desmedido, poco cuidado, y había jornadas que el afeitado dejaba mucho que desear: “para eso no te afeites”, le llegué a decir, medio en broma, medio en serio. Un día, después de una reunión de trabajo, entre tapa y cerveza, le trasladé, muy torpemente, mi opinión acerca de la imagen que proyectaba hacia los demás y que actuaba de barrera en sus relaciones y progresión profesional.
Lo hice con la mejor de las intenciones, pero el resultado comunicativo fue fatal. "¿Y tú, te has mirado al espejo?" Explotó y tenía razón, yo tampoco era (ni soy) un adonis. El caso es que ahora, sigue siendo él mismo, pero como mejor, al menos, es mi percepción (y la suya). La dichosa imagen, lo sé. Te dejo unos vídeos, colgados en Youtube por varias personas, acerca del cuidado de la imagen y la mejora de nuestro estilo. No nos pasemos, pero, tampoco, procuremos no quedarnos cortos. La alimentación es fundamental (Fuente de la imagen: sxc.hu). Imagen incorporada con posterioridad; fuente: archivo propio.