lunes, 9 de julio de 2007

El ascenso karateca

Fuente de la imagen: mvc archivo propio
El post anterior ¿Una filosofía de vida? (M. Velasco, 2007)[1] me ha recordado la orientación que me pidieron acerca de la preocupación que le rondaba a una persona. Resulta que los rumores que circulaban en su oficina, sobre la posibilidad de un ascenso profesional, se estaban empezando a materializar y la dirección general había mantenido una entrevista con él, para sondearle. Una oportunidad profesional que a nadie debería amargar. Sin embargo, desde hace un tiempo había encontrado una armonía entre lo personal y lo profesional que le llenaba, en la que se sentía muy a gusto y temía que, ahora, ese equilibrio se rompiera, perjudicando sus relaciones familiares, naufragando emocionalmente y generando efectos colaterales no deseados en lo profesional y social. Amigo, con esas preguntas que te planteas, estás madurando, como el pájaro protagonista de “Juan Salvador Gaviota”. Percibes la importancia de lo personal para triunfar en verdaderos y sólidos proyectos profesionales de largo alcance. 

Sabes, creo que lo profesional y lo personal deben ser enfocados como el kárate, el camino de las manos vacías. Más que un arte marcial, diría que es una filosofía. Lo que podría ser considerado sólo como un método de lucha que utiliza racionalmente las posibilidades que la naturaleza ha otorgado al cuerpo, es mucho más. “Kara” significa vacío absoluto. En sentido filosófico significa obsesión por ninguna cosa. Es sinónimo de no obstinación, no estar bajo el yugo de ninguna idea o plena satisfacción por lo existente. En las artes marciales, el cuerpo físico se emplea como arma. “Te” significa la mano del hombre, equivale a la técnica. “Do” significa el camino que debe seguirse para alcanzar la perfección. Por lo tanto, el karate-do es el medio que tiene por meta la unión del cuerpo físico y el alma en un plano de nivel superior. Me explico un poco más. La actividad profesional que realices te elevará el espíritu, potenciándote desde tu interior, con el conocimiento y la utilización adecuada de tu propia energía. 

Al igual que nuestros ancestros cuando salían a recolectar frutos o conseguir carne, no puedes ni debes negar que hablar del trabajo y trabajar es meditar y labrar en tu filosofía de vida, como una efectiva manera de afrontar los retos diarios. Por eso, cuando estudias, te formas o te reciclas en tal o cual profesión, no sólo debes aprender la pericia o habilidad, también debes instruirte en la armonización de las futuras relaciones personales que te esperan. ¿Qué quieres hacer? ¿Cuál es tu objetivo? ¿Qué quieres ser? ¿Hacia dónde vas?¿Qué te oprime? ¿Qué es lo que te hace sentir bien? ¿Qué temores abrigas? ¿Cuáles son tus sueños? ¿Estás preparado?, etc. Cuando conozcas las respuestas, sabrás el camino que debes seguir para alcanzar la anhelada meta y te dejarás llevar. Amigo, necesitas tu “kara” y tu “te” para caminar en tu “do”. De hecho, tu duda íntima me dice que ya estás evolucionando hacia otro estadio emocional. Ánimo. Lo que decidas será bueno[2].
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[1] Velasco-Carretero, Manuel. ¿Una filosofía de vida? 2007. Sitio visitado el 09/07/2007.
[2] Fuente de la imagen: sxc.hu. Imagen incorporada con posterioridad; fuente: mvc archivo propio.