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Sin embargo, cuando los regalos provienen de proveedores, clientes o terceras personas o instituciones, los voy amontonando en el despacho y los reparto entre los colaboradores, realizando una lista de todas las ofrendas recibidas, que pongo a disposición del comité ejecutivo. No penséis que esa costumbre ha sido bienvenida en todas las empresas en las que he laborado, pero pienso que es lo más justo, ya que el que gratifica se supone que lo hace, por ejemplo, en agradecimiento a una labor bien realizada y ese trabajo lo realiza toda mi empresa, no sólo yo. En una navidad, un proveedor regaló un reloj muy chulo a una colaboradora y ésta lo incorporó al montón que había en la sala de juntas. En la cena lo sorteamos y le tocó a un colaborador que había perdido hace semanas su reloj.
Días después, el proveedor me llamó todo enojado porque la colaboradora no se había quedado con el detalle. Le expliqué que le gustó mucho pero que había decidido incorporarlo a una causa más proactiva. En fin, nunca llueve a gusto de todos. En cuanto a lo de hacer regalos a clientes, proveedores y terceras personas e instituciones, es muy importante los gustos y preferencias del destinatario, sin dejar de lado el coste. Hay que encontrar el equilibrio entre el buen gusto y el justo precio, perenne reto ante el detalle con un cliente importante, un proveedor comprometido o un potencial tercero-objetivo para la actividad futura. Finalmente, este año, como se suele decir, por circunstancias de la producción, barrunto que recibiré pocas mercedes y obsequios, pero me queda la alegría de haber contactado contigo a través de este medio[1].
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[1]¡Qué mejor aguinaldo! Gracias y Suerte. Formato de post mejorado con posterioridad. Fuente de la imagen: sxc.hu). Imagen incorporada posteriormente; fuente: mvc archivo propio.