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Camino de casa, recordé una conversación
[1] acerca de la necesidad de promover
[2] el consumo de productos confeccionados, elaborados o cultivados en nuestro ámbito local de actuación. No me pareció mala idea, pero debería ser una costumbre perenne
[3], al menos en Málaga, ya que, en algunos sectores, como por ejemplo el del vino, parece que a las instituciones públicas y a ciertas privadas, les da vergüenza exigir caldos del lugar, sea tinto, blanco, seco o dulce
[4].
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Escribía
[5] E.Spiers (2008)
[6], que los presuntos beneficios de adquirir artículos y servicios locales son ciertamente simples
[7]. Dice Spiers, que el reto para el consumidor socialmente consecuente es establecer, en el momento de la compra, si el producto o servicio en verdad es local. Añadiría, además, verificar la relación calidad-precio, porque, probablemente, te llevarás sorpresa. Así que, representante de institución, toma buena nota, que predicas una cosa y propicias otra
[8].
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____________________[1] Que por la mañana, habían mantenido en la cafetería dos personas.
[2] En la actual situación de crisis.
[3] Con independencia de que estemos en vacas gordas o flacas.
[4] En los catering que contratan para sus numerosos eventos.
[5] En el verano pasado
[7] Descarta la necesidad de intermediarios, introduce más capital en la economía local, reduce los gastos de transporte, sortea la catástrofe del medio ambiente y economiza el consumo de energía utilizado para itinerarios largos.
[8] Buen fin de semana. Imagen de un tomate entero y distintas mitades; fuente: Wikimedia Commons