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Fuente de la imagen: mvc archivo propio |
Entienden J. Maldonado y A. Ramos que las mixtificaciones[5] históricas desgraciadamente son una práctica común entre muchos agentes enoturísticos, quienes, en su afán por atraer a un público interesado en el vino, a menudo presentan versiones distorsionadas o manipuladas del pasado que están representando, explicando o poniendo en valor, fenómeno que puede ser un tanto intencionado, en la búsqueda de una imagen comercial favorable, o como resultado de la ignorancia sobre lo que realmente sucedió, es decir, desconocimiento supino de la historia real. Y es que la banalización y el enfoque en anécdotas superficiales han llevado a que la historia se convierta en un simple producto turístico, desprovisto de significado crítico y contextual, tendiendo a creer los profesionales del enoturismo que los visitantes prefieren historias curiosas en lugar de un enfoque analítico y riguroso sobre los eventos históricos, combatiendo la esencia misma de la Historia, que debería contribuir a una comprensión más profunda y reflexiva del patrimonio vitivinícola. El resultado no es otro que un distanciamiento entre la realidad histórica y la narrativa que se presenta al público, lo que engaña a los turistas, y perjudica la credibilidad del sector.
Para abordar esta problemática, los autores plantean que la comunidad de historiadores y los agentes del enoturismo se comprometan a ofrecer información basada en hechos constatables y a evitar las simplificaciones exageradas; siendo responsables de la corrección de estas prácticas[6] los propios agentes del sector, prevaleciendo la profesionalización y una actitud ética para prevenir el engaño dirigido a los visitantes. Sólo así sería posible restaurar la calidad de los contenidos divulgativos y garantizar una experiencia enoturística auténtica. Coincido con Maldonado y Ramos en que el fomento de la investigación histórica y el asesoramiento a los agentes enológicos permitirán generar una narrativa más fiel y provechosa, colaboración que lejos de ser vista como una censura, debe mirarse como un esfuerzo conjunto para fortalecer tanto la imagen de la industria del vino como la confianza de los consumidores en la información que reciben. Ciertamente, y en última instancia, la verdad histórica debe ser prioritaria, ya que las mentiras históricas, aunque puedan ofrecer beneficios inmediatos, son insostenibles a largo plazo en un mundo donde la información se difunde rápidamente. Fuente de la información: artículo referenciado de J. Maldonado y A. Ramos.
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[1] Velasco-Carretero, Manuel. (2024). Presentando la investigación doctoral. Sitio visitado el 25/02/2025.
[2] Con un compañero del Grupo de Estudios Históricos “Esteban Boutelou”.
[3] Maldonado Rosso, Javier; Ramos Santana, Alberto (2019). Historia y enoturismo: realidades y fabulaciones en los contenidos divulgativos. HUM332. Estudios Jurídicos Esteban Boutelou. Universidad de Cádiz.
[4] Especialmente en los principales países vitivinícolas
[5] Acto de mezclar o combinar cosas de manera confusa o engañosa, con el fin de distorsionar la verdad o crear una impresión falsa.
[6] Que incluyen la falsedad y trivialización de la historia.