lunes, 7 de junio de 2021

Pensando a la velocidad de la vida

Fuente de la imagen. archivo propio
Me dice Ros Jay en la introducción de su compendio “Soluciones”[1], que a veces, a pesar de mi voluntad para realizar un trabajo sin prisas, no llego a ponerlo en marcha porque siempre surge algo más urgente que no tengo más remedio que atender. Y de pronto, me doy cuenta de que aquella importante reunión que tenía que preparar está prevista para mañana o que la entrevista que tengo que llevar a cabo tendrá lugar dentro de unas horas.

Coincido con el autor que en situaciones de emergencia, cuando solo dispongo de un día para preparar una importante presentación o de una tarde para elaborar un presupuesto de toda una división o departamento, sería bueno disponer de “soluciones prácticas”, que me mostraran estrategias rápidas y directas que me ayuden a conservar la calma y saber qué debo decir, hacer o recordar para dar la impresión de llevar semanas preparándome para la ocasión.

Cierto que vivo en un mundo que se mueve a gran velocidad, con plazos de entrega “para ayer” que me ponen entre la espada y la pared, por lo que necesito soluciones eficaces que me ayuden a pensar a la “velocidad de la vida”. De eso trata el libro que he estado “rehojeando” en el fin de semana pasado. Parte de este texto también se ha editado en el sitio book—post, bajo el título “Soluciones”. Fuente de la imagen: archivo propio.
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[1] Jay, Ros. Soluciones. Ed. Prentice Hall. 2001.