domingo, 23 de mayo de 2021

Disfrutando del momento

Fuente de la imagen: archivo propio
El sábado volví del periplo de varios días por la capital de mi país. Camino de la Glorieta de Atocha, superada la Plaza de las Cortes y bordeando la Plaza de Cánovas del Castillo, observé que la Fuente de Neptuno estaba vallada y literalmente “tomada” por las fuerzas y cuerpos de seguridad. Al cruzarme por el Paseo del Prado con hinchas del Atlético de Madrid, caí en la cuenta del motivo. Desde finales del siglo pasado los seguidores de este equipo de futbol, se reúnen en esta glorieta para celebrar sus títulos y victorias. Me hubiera gustado hacer una foto de la fuente para ti, pero había demasiada policía y transeúntes. En el taxi de vuelta al hogar, le relataba al taxista (por cierto, simpatizante del Real Madrid), cómo me hice seguidor del Atlético de Madrid, anécdota que también te conté en el texto “El Mundial[1].

Y es que en mi vida he tenido la suerte de disfrutar de amistades sinceras y proactivas, pero cuando era pequeño, esta estrella era más substancial, dado que el niño estaba un tanto desabrigado o perdido en la mar de sinsabores que puede llegar a ser la niñez y los verdaderos amigos suelen actuar unas veces de brújula y otras de timón. Tenía un amigo que era del FC Barcelona y otro que era del Real Madrid. El Real Madrid entonces estaba fuerte, no hacía mucho de sus Copas de Europa seguidas y el plantel de jugadores era interesante. El Barcelona no estaba como el Madrid pero ahí andaba el equipo, procurando hacerse un hueco. Descubrí que lo que me gustaba no era tanto el Madrid o el Barcelona como esa pandilla de amigos de la que formaba parte.

Sentados en la orilla del río Guadalevín, me preguntaron de qué equipo era. El azúcar de la breva que acababa de comer activaría la energía de las jóvenes neuronas y respondí: “Del Atlético de Madrid”. En un partido que había escuchado en la radio, un gol de un tal Luís Aragonés había enfebrecido al locutor que narraba el evento. Luego me enteré que ese gol estuvo a punto de darle al Atlético la que hubiera sido su primera Copa de Europa, frente al Bayern de Munich. Imagino que esa vivencia fue la que utilizó el subconsciente para salir del apuro y resolver la situación emocional de un plumazo. Desde entonces, solo me sale la vena de seguidor cuando el equipo lo pasa mal. Pero esta mañana voy a hacer una excepción, disfrutando del momento y felicitando a los del Cholo. Enhorabuena Atleti Atlético[2]. Fuente de la imagen: insignia del escudo, regalo de Diego.
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[1] Velasco Carretero, Manuel. El Mundial. 2006. Sitio visitado el 23/05/2021.
[2] Mi compi de pupitre virtual, Juan, apunta que "Atleti" puede confundir con los del Atlético de Bilbao. Tiene razón, por lo que utilizo "Atlético" (Gracias, Juan).