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Apuesta el Poder Ejecutivo (PE) por la nueva FP en el marco de una política de Estado que se plantea tres objetivos básicos: el primero, mejorar la productividad, la competitividad y la innovación empresarial, el segundo, contribuir a la empleabilidad de jóvenes y adultos y el tercero, reactivar el ascensor social hacia cualificaciones intermedias atractivas y bien retribuidas. Los datos de la OCDE revelan que, en la última década, el número de alumnos matriculados en la FP en España ha aumentado en un 57,4%[1]. Sin embargo, el porcentaje de estudiantes que eligen FP es del 12% del total de alumnos, la mitad respecto al resto de países de la OCDE.
Para mejorar estas cifras, el Ejecutivo piensa impulsar esa nueva FP, considerándola más moderna, flexible, innovadora e internacional, que responda con rapidez y logre anticiparse a las necesidades del modelo productivo. Según diversos estudios, la mitad de los puestos de trabajo que se necesitarán en Europa serán cualificaciones intermedias. La FP también es fundamental para combatir una de las grandes lacras del sistema educativo: el abandono escolar temprano. Con esta futura reforma, la FP ofrecerá nuevas alternativas y posibilidades para retornar al sistema educativo[2]. Fuente de la información: PE. Fuente de la imagen: mvc archivo propio.
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[1] Pasando de los 462.492 en el curso 2007-2008 hasta los 804.829 en 2017-2018.
[2] Este texto también se ha editado en el sitio Formación para el Empleo, bajo el título “La educación que desarrolla el talento”. Sitio visitado el 14/11/2018.