|
Fuente de la imagen: mvc archivo propio |
H
ace tres años, en el texto “
Argumentación desafortunada”
[1], te trasladaba el estudio que estuve realizando sobre el
juicio cambiario en mi país, configurado como el cauce procesal que merecen los créditos documentados en letras de cambio, cheques y pagarés, con el fin de proporcionar una eficaz protección del crédito cambiario mediante el inmediato embargo preventivo que se convierte en ejecutivo si el deudor no formaliza oposición o ésta es desestimada, otorgándose acción directa contra el aceptante o sus avalistas o acción de regreso contra cualquier otro obligado. Para la parte práctica sometí a la revisión del doctor Sergio
[2] la pública Sentencia del Tribunal Supremo (TS) 266/2011
[3]. Te comento lo anterior porque
el fin de semana pasado, escuchando las canciones que te mencioné en “
Algún tiempo”
[4], he estado hojeando la guía “Todo lo que necesitas saber sobre el pagaré”, cortesía de
Javier, CEO de
Gedesco, que ya te referencié a principios de año en el texto “
Ayuda a la falta de liquidez”
[5] y que me la recomendó por email (Gracias), con la siguiente pregunta ¿Cómo detectar si un pagaré está emitido correctamente?, deseándome que me fuera de ayuda, tanto si pago con este medio, como si recibo mis cobros a través de pagarés.
|
Fuente de la imagen: mvc archivo propio |
En esta mañana de lunes, voy a transcribir la explicación de Javier acerca del origen e historia del pagaré. Por lo visto, nació en la Edad Media, allá por las ciudades del norte de Italia, con el fin de evitar el transporte de dinero en efectivo en los largos caminos plagados de bandoleros. Así que se entregaba la "plata" a un “banquero” (¡Anda! ¡Mira por donde!), de forma que este último se comprometía a devolverlo a quien se designase. Apunta Javier que en mi país aparece por primera vez esta figura mercantil en el Código de Comercio de 1829, si bien se regula en la reforma integral de 1885. Queda claro que el pagaré nace antes que la letra de cambio, si bien sólo se reconocía fuerza ejecutiva a la letra de cambio, por lo que perdió importancia mercantil. Tuvimos que esperar hasta la Ley Cambiaria del Cheque de 1985 para que su valor se equiparara a la susodicha letra de cambio, en especial su fuerza ejecutiva, renaciendo, como el Ave Fenix, de sus cenizas, superando en poco tiempo a su competidora y consolidándose en la actualidad como el documento de crédito predominante en el tráfico mercantil español. Para más información, sugiero visites el trabajo de Javier[6].
_______________________
[2] Arroyo, Sergio. Doctor, profesor universitario.
[3] Síntesis del análisis que también te transcribí.
[4] Velasco Carretero, Manuel. Algún tiempo. 2017. Sitio visitado el 05/06/2017. [6] Disponible en la web de Gedesco a fecha 05/06/2017.