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Y es que, como bien apuntan Mark y Stephen en el primer capítulo, tengo que hacerme cargo de la realidad que campa en mi empresa, donde se trabaja para un sucedáneo o imitador de Napoleón[5], que actúa de manera vehemente, decidiendo desde cuándo tienen que llegar y marcharse sus colaboradores, hasta cómo deben vestirse o qué es lo que tienen que hacer o decir en las redes sociales virtuales, mientras intenta venderte el mensaje de que lo que “le mola es la bola”[6].
Levine y Pollan pretenden convencerme de la bondad de disparar a mi jefe, metafóricamente hablando, se entiende, con sugerentes propuestas, como “liquidar mi carrera y buscarme un nuevo empleo”, recordarme que no existe un “yo” en la oficina, que no debo buscar un puesto de trabajo, sino mejor “pescarlo”, que nadie contrata a un peregrino o que debo contar siempre con un plan para mi vida (Fuente de la imagen: mvc elaboración propia).
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[1] Velasco carretero, Manuel. Rebobinando. 2017. Sitio visitado el 08/05/2017.
[2] Mark Levine, Stephen Pollan. Fire Your Boss. Editorial. William Morrow. 2005.
[3] Con mi inglés de los Montes de Málaga.
[4] Título que, si no se ha leído el libro, presuntamente incita al homicidio premeditado de mi superior jerárquico.
[5] No digo aún Macron.
[6] Supongo que en referencia a la pelota de golf que infructuosamente una y otra vez intenta meter en el hoyo.