En el post “El mochilero Mario”[1], te trasladaba el regalo que Mario me realizó[2], donde relataba su experiencia en el caminar por las veredas de la vida junto a su mochila. También, hace ya un año, me comentaba Gracia la importancia de la reducida mochila que debemos llevar en nuestro tránsito por la vida. Lo anterior lo recordé ayer, mientras escuchaba a Javier relatar lo de ese imperceptible morral que llevo a mis espaldas desde que nací, zurrón donde voy metiendo todo aquello que[3] guardo y transporto durante el viaje de la vida.
Insistía el ponente en la importancia de acarrear lo aprendido, experiencia, conocimiento y ¡Por qué no! emociones y ciertos recuerdos que te reconfortan. Pero también es trascendental deshacerme de lo que previamente he decidido que no me sirve, estorba o detiene. Y todavía más significativo, si cabe, es distinguir qué peso me corresponde y qué peso es de otros y me va lacerando el dorso (Fuente de la imagen: elaboración propia).
__________________________
[1] Velasco Carretero, Manuel. El mochilero Mario. 2007. Sitio visitado el 20/02/2015.
[2] El libro “Técnicas para viajar”.
[3] Consciente o inconscientemente.