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Por ello, en la preparación previa hay que reproducir en la medida de lo posible todas y cada una las circunstancias que se darán en el momento de pronunciar el discurso. Por tanto, el inexperto orador debe recurrir a diversos "truquillos", desde escribir el discurso como si se estuviera hablando hasta la generación de errores conscientes en los ensayos y su solución, pasando por subrayado de palabras clave, anotaciones de puño y letra con anécdotas o ejemplos, lectura del discurso en voz alta para verificar el efecto y el ritmo, etc. Siguiendo con Emilio, son los valores estéticos o comunicativos de cada individuo lo que determinará la calidad del resultado. Pone el siguiente ejemplo: no es lo mismo el concepto de improvisación si nos referimos a un clarinetista de jazz que si utilizamos esa misma palabra en referencia a los balbuceos de un niño de cuatro años, pero ambos hechos son contemplados como improvisación dependiendo del punto de vista que se adopte. En fin. En esta crisis de órdago en la que estamos inmersos, como músicos de jazz o recién nacidos: ¡A improvisar toca! (Fuente de la imagen: sxc.hu). Imagen incorporada con posterioridad; fuente: nutchanon en pixabay.
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[1] Molina, Emilio . La improvisación : definición y puntos de vista.. XXI. pp. 78-94. 2008
http://musica-garraf.wikispaces.com/file/view/la_improvisacion.pdf/108343089/la_improvisacion.pdf
[2] «Improvisar. (De improviso). 1. tr. Hacer algo de pronto, sin estudio ni preparación.» http://lema.rae.es/drae/?val=improvisar