Fuente de la imagen: rvs |
Tengo grabadas en mi mente dos instantáneas de la vida de D.
Adolfo Suárez González: cuando se mantuvo sentado en su escaño el 23 de febrero de 1981
y las lágrimas de sus ojos al anunciar su dimisión días antes. Presentía un líder
sincero, fuerte, sensible y comprometido, por lo que cuando pude votar, le voté
en más de una ocasión y volvería a hacerlo.
Su persona ha inspirado parte del
camino político transitado en la adolescencia. Desde este modesto sitio,
traslado al presidente mis respetos y reconocimiento. La imagen es un instante del entristecido atardecer de ayer, captada por un peque de diez
años que me preguntó: ¿Quién es ese señor? Una persona buena y un excepcional líder, le contesté.