Fuente de la imagen: archivo propio |
Invitado a comer, ayer estuve en Carratraca, identificado por su
balneario, antaño uno de los más conocidos de la región, foco no sólo de la
vida y actividad social de la burguesía, sino de la sanidad pública y la beneficencia
durante el siglo XIX, regentando también un papel importante en la propia
historia de la medicina (Fuente: A. García[1]).
Sin embargo, según me comentaron los propios lugareños, de
un tiempo a esta parte, parece que el centro ha perdido toda la gloria y el atractivo
comercial para las pymes del pueblo y para el propio tejido social del histórico ámbito de influencia, estando
actualmente regentado por el grupo de alto estanding Villa Padierna[2], desapareciendo
por completo las estampas de los clientes que no se alojaban en el balneario,
porque no podían permitirse sus precios, y sí en las fondas aledañas, cruzando
la calle en bata, zapatillas y toallas.
En fin. Historias, críticas y tristezas escuché y
sentí, pero no es el lugar ni el momento. Comimos demasiado y a buen precio en el cálido entorno familiar “Casa
Pepa”, al cual llegas cruzando la calle si vienes desde el balneario, refectorio que tiempo atrás fue una de las fondas donde parte de la clientela, no tan pudiente, se alojaba a
precios muchos más económicos, para acceder al disfrute de las aguas termales, cruzando
la calle[3]. Fuente de la imagen: archivo propio.
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[1] García, Ana. El agua preferida de la antigua aristocracia. La Opinión. 2009. Sitio visitado el 09/02/2014.
[2] Sitio web visitado el 09/02/2014.
[3] Te dejo una foto, realizada en la, por dos veces mencionada, calle cruzada, "Antonio Rioboó", entre Casa Pepa y el balneario, con algunos de los acompañantes (Manuel, Pepa, Vero, Rubén, Paula, Mili e Isa).