Fuente de la imagen: mvc archivo propio |
Cuando detecté la política retributiva que contemplaba
complementos no recogidos en las declaraciones fiscales anuales, presenté mi dimisión.
Igualmente, años después, cuando inicié actividad profesional, algún que otro
cliente me ofreció y suscitó la vía de cobrar en B. Dejé de trabajar con
él. También, recuerdo que catalicé desinteresadamente una
operación mercantil y el receptor del trabajo procuró gratificarme con un
sobre. Le dije que lo hice porque me constaba que el servicio profesional que
iba a ejecutar, era lo que el cliente necesitaba, no para recibir una comisión presuntamente no
declarada. No pienses que mi ser "nada en un mar de virtudes" o que soy "más
papista que el Papa" que, a propósito, ha dimitido de su puesto (ABC, El País), cosa rara en
estos tiempos que corren. Tampoco, no sé cómo actuaría si la necesidad me
acuciase gravemente y tuviera que dar de comer a mi familia. Pero los que siguen
haciendo tratos conmigo, ya sea en emolumentos salariales, actividad
profesional o empresarial, saben que siempre existe una forma legal de
retribuir y contribuir, ya sea vía nómina, minutas u honorarios (si eres un profesional), suplidos,
aranceles (si actúas como servidor público) o facturación (si realizas una actividad empresarial).
Claro, con qué cara mantienes ese discurso ético si luego ves lo que pasa en todos los estadios, sea el político, el empresarial, el institucional o el social, pareciendo que eres el ingenuo o inocente que lleva el paso cambiado, llegando a recibir críticas en la línea de que no defiendes el pan de tus hijos y otras lindezas, como que eres un "tontolaba", que hay que soportar de algunos de tus allegados, compañeros o interlocutores. Pero no se debe desfallecer en este camino que transitamos y en este cambio de época que nos toca vivir. Finalmente, no nos confundamos, porque parece que todo se
argumenta, se justifica, se despeja o se enciende el ventilador de la mierda, a
lo “y tú más”. El trabajador o trabajadora que recibe el sobresueldo en negro
no es delincuente ante la Ley, sólo será penado ante su conciencia, dependiendo
del grado de ética y moralidad que cultive. La que es culpable ante la Ley es
la clase empresarial y política que lo promueve y las instituciones públicas que lo consienten a lo "ojos que no ven, corazón que no siente", porque se deja de cotizar ante la Seguridad Social
y de ingresar las retenciones por el IRPF a la Agencia Tributaria (Fuente de la
imagen: sxc.hu). Imagen incorporada con posterioridad; fuente: mvc archivo propio.
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[1] Velasco Carretero, Manuel. Pasen a la salita. 2006. Sitio visitado el 12/02/2013.
[2] Velasco Carretero, Manuel. Porciones Emocionales. 2013. Sitio visitado el 12/02/2013.