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En mayo de 2011, la ministra de Desarrollo Social y Combate al Hambre de Brasil, Tereza Campello, anunció el proyecto “Brasil sin Pobreza” (Brasil Sem Miséria), cuyo fin no era otro que sacar de la indigencia a dieciséis millones de brasileños y brasileñas[1]. ¿Cómo? Mediante acciones transferencia de renta, acceso a los servicios públicos y la inclusión productiva, es decir, suministrando alfabetización, formación profesional para el empleo, acreditación legal y aspectos básicos como electricidad, atención médica, aseo… Por lo que leo en los medios de comunicación, los pobres de la Unión Europea (UE) son menos pobres que los de Brasil.
pero esta crisis que nos ahoga está generando en el viejo continente una progresiva discordancia en cubrimiento de necesidades básicas[2], que se está trocando en amenaza para la fortaleza económica y social de la UE. Es de cajón que políticas que ataquen lo anterior, posibilitarían que los europeos de las clases bajas y medias que se están empobreciendo todavía más, dejaran de tocar el fondo de miseria y comenzaran a subir por la escalera del bienestar, lo que a su vez, sería positivo para la regeneración económica que necesitamos. ¿Y el tercer mundo?[3]. Que la semana de marzo que hoy comienza, te sea beneficiosa en lo laboral, profesional, empresarial o institucional[4].
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[1] Fuente: “El Programa Brasil sin miseria asistirá a 16,2 millones de personas”. Gobierno de Brasil. Sitio visitado el 05/03/2012.
[2] Sanidad, educación, salarios…
[3] En fin. Esta mañana me he desahogado contigo.
[4] El dibujo de la mariposa lo ha realizado un peque de ocho años.