miércoles, 17 de agosto de 2011

Menos extro y más intro

Fuente de la imagen: mvc archivo propio
Me dijo Paco ayer tarde que tenía que exteriorizar más los sentimientos. Según mi interlocutor, la pronunciada extroversión es un talante imprescindible de los líderes. Reconozco que no soy un manojo de simpatía y afectuosidad y, como le decía a Eduardo, mi cara suele ser el espejo del alma. Me gusta ser atrevido lo justo, es decir, cuando se puede ser audaz o desinhibido. En cuanto a la confianza, cada día que pasa tengo más certeza de que no soy nada, lo que me da más seguridad, convicción, fe en esa nada. A partir de ahí, procuro aportar en construir un mundo distinto, mejor. Y por supuesto que una persona líder debe ser emprendedora, atrevida, resuelta, decidida... pero no veo que eso de que ser muy extrovertido es indispensable para coordinar una empresa o liderar un proyecto. 

Una pronunciada extroversión puede generar menos capacidad receptiva, discusiones con el equipo, malos rollos y, por derivación, tierra de por medio con la necesaria invención, la estimulación y la creatividad. Para obtener un óptimo resultado de su trabajo, un colaborador o colaboradora proactivo no necesita tantas dosis de extroversión en su líder y sí más receptividad, escuchar más y hablar menos, meditar la retroalimentación recibida y estimular al equipo. Es decir; más introversión. Si, además, el introvertido no se obsesiona por el puesto[1], la escala social[2] y la autoridad[3], la relación entre el líder y su equipo mueve montañas. Por tanto, creo que dependiendo del perfil del equipo, deberás inclinarte hacia uno u otro estilo de liderazgo, pero ¡Cuidado con los extremismos! Que siempre son dañinos[4]
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[1] Soy el director o directora, el jefe…
[2] Me invitan a tal o cual evento.
[3] ¡Ah, el poder!
[4] Te dejo una foto con Eduardo y amistades. Si quieres más, clickea AQUÍ.