sábado, 9 de julio de 2011

Impasibles, apáticos

Tocaba ver Cars 2, así que en compañía de unos amigos y sus peques, estuvimos en el cine. Tal vez por el cansancio acumulado, por la falta de emoción de la secuela o por ambas cosas, el caso es que me dormí como una media hora. Mucha excelencia técnica, muchos coches, pero poca trama interesante y, por derivación, palpitaciones.

Por si fuera poco, desapercibida pasó la voz de Fernando Alonso y enlatada la voz del calvo de la Sexta, Lobato. En síntesis, le falta espíritu o, mejor, esencia que, al menos a los adultos que asistimos a su pase, nos dejó impasibles, apáticos. A su favor, parece que los niños que nos acompañaban permanecieron sentados en sus butacas.