El fin de semana leí Indignaos (Indignez-vous), de Stéphane Hessel. Sentí curiosidad por la definición del concepto. Busco “indignación” en el Larousse y me dice: “Sentimiento grande de enojo que genera un acto ofensivo o injusto”. Busco “indignado” y obtengo: “Que está muy enfadado o disgustado por algo que considera injusto, ofensivo o perjudicial”.
Sí, me he sentido indignado en más de una ocasión (ayer, sin ir más lejos), por acciones, actos, falsos testimonios, críticas… que he considerado injustos, ofensivos o perjudiciales para los intereses de una persona, un proyecto, un colectivo o una institución. Ahora, el longevo autor propugna la indignación de los ciudadanos con todo lo que económica, financiera, social y políticamente está sucediendo.