En ¿Seguirán subiendo? te decía que cuando menos te lo esperaras estarías despidiendo el año 2010. Ya ves. Estamos saludando a 2011, pero no bajes la guardia. Aprovecha cada momento como si fuera el último de tu vida, porque realmente ya no volverás a vivir ese instante y las lamentaciones sobre el tiempo perdido sirven de bien poco. El año pasado lo empecé tomando churros en el bar Doña Mariquita y lo terminé, metafóricamente hablando ya que fue por la mañana de ayer, en el mismo sitio desayunando churros.
Simple el resumen del año, pero así fue. Mejor que 2009, no cabe la menor duda, pero siendo un periodo de transición donde se ejecutaron decisiones profesionales importantes decididas a final del año anterior. ¿Qué espero de 2011? Seguir caminando lo más decentemente posible y mejorar en lo personal y profesional. Sí, es genérica la propuesta. Lo concreto comprenderás que no lo exprese públicamente.
Queda por delante un año duro en lo económico, lo político y lo social, con preocupantes movimientos en materia de pobreza, inseguridad, economía sumergida… que afectarán al caminar de aquellas personas que pretendan seguir arrimando el hombro legalmente, ya sean trabajadores/as o empresarios/as. ¿Qué puedo hacer yo? Soñar con una situación mejor y laborar para que el sueño se haga realidad.
En fin, ayer recibí tropecientos SMS, algunos me llegaron muy hondo. Me gustaría escribírtelos pero transgrediría la discrecionalidad a la que me debo. Te dejo uno, que no vulnera esa reserva y que te lo envío a través del blog, en señal de agradecimiento por tus visitas a este sitio virtual:
“No sé si guardarte en un banco, porque vales mucho; o en la nevera, porque eres la leche; o en una isla, porque eres un tesoro. Solo quería desearte lo mejor para el año nuevo. ¡Feliz 2011!
“No sé si guardarte en un banco, porque vales mucho; o en la nevera, porque eres la leche; o en una isla, porque eres un tesoro. Solo quería desearte lo mejor para el año nuevo. ¡Feliz 2011!