sábado, 16 de mayo de 2009

Repostaje

Fuente de la imagen: mvc archivo propio
Ayer estuve en Granada (España), para unas gestiones profesionales. Me fui en el viejo Mate[1]. Mientras conducía, me creí Fernando Alonso, no por la velocidad que llevaba, sino por los repostajes que estudiaba realizar. Subí hasta el Puerto de las Pedrizas, con el depósito medio vacío, lo que, supongo, me permitió ahorrar unos litros de gasoil. Luego, fui bajando hasta el destino y a unos kilómetros de la ciudad, reposté. Pensé en una estrategia de tres paradas, pero la rechacé. Al final, la competición era con uno mismo y con el grado de idiotez que me quieras asignar. 

Menos mal que esa capacidad de animarse que tiene nuestro cerebro, me hizo recordar la noticia de que un hospital infantil de Londres, Great Ormond Street, aplica técnicas de los repostajes de Fórmula 1: traslada a sus pacientes con estrategias similares a las que Fernando practica en las carreras. De todo se puede aprender, si te lo propones. A propósito de la palabra “repostaje”, no sé si se escribe así, si existe o es un anglicismo o invención, ya que en la búsqueda que realizo en el Diccionario de la Lengua Española, no aparece[2].
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[1] Velasco Carretero, Manuel. El viejo Mate. 2008. Sitio visitado el 16/05/2009.
[2] Imagen de Pit Stop en Fórmula 1, en el Gran Premio de Malasia de 2006; fuente: Wikimedia Commons.