sábado, 13 de septiembre de 2008

Constelaciones

Fuente de la imagen: mvc archivo propio
Hace un mes y pico, leía en el blog de Miguel Ángel Moratinos, post "Empresa y diplomacia: una alianza estratégica"[1], la frase “constelaciones de empresas”, para referirse a organizaciones transnacionales innovadoras, sólidas, eficientes, comprometidas y rigurosas. El concepto me recordó un, para mí, infructuoso seminario sobre “constelaciones empresariales”, al que hace un año y medio, aproximadamente, fui invitado por un medio de comunicación –les costó una pasta- en la capital del reino. El evento era impartido por el llamado "number one" de la idea. Posteriormente, comprobé que existían varios "números uno", que se erigían como padres del modelo o paradigma. Curiosamente, en dos días de esta semana, varios amigos me han comentado un seminario sobre el mismo tema. A algunos de ellos[2], los he emplazado a una tertulia para después de su experiencia[3]

¿Por qué fue infructuoso el seminario al que asistí? Mis expectativas iban en la línea de la definición de Moratinos y no en un guiso a base de presuntas integridades, honorabilidades, acatamientos, sumisiones, escrúpulos, devociones, fanatismos, decoros, perspectivas, escalafones, derechos de pernada, etc., por no hablar de una conjetural manipulación vía religiosa, intereses ocultos o, peor, hipotéticas y encubiertas hermandades o congregaciones. Por otro lado, el cien por ciento de la información que recibí, la he percibido o la puedo beber en otras fuentes históricas o culturales, más objetivas, fiables. Presiento que en época de crisis, van a surgir por diestro y siniestro éstos y otros mejunjes sanadores, que en el mismo brebaje todo lo cura, sea una relación familiar o una quiebra financiera. ¿Debo separar el grano de la paja? ¿Existe grano o todo es paja?

En resumidas cuentas, que, por ejemplo, si pudiera permitírmelo, prefiero asistir a una clase de una decente escuela de negocios, sea ESIC, ESADE, Instituto de Empresa, San Telmo, etc., leer y escuchar las enseñanzas de maestros de la antigüedad, como Miyamoto Musashi, seguir los consejos de Madre Teresa de Calcuta, o sentarme en una mesa con clientes, colaboradores o proveedores, para cultivar relaciones proactivas y empáticas, antes que me mezclen en una coctelera a la empresa con la religión, la metafísica o la servidumbre, aderezados con enmascaradas debilidades como la hipocresía. Y no digo que los anteriores pensamientos no tengan relación, pero, en ese caso, los prefiero juntos, que no revueltos. Amigos, cuando tengáis tengas la experiencia formativa sobre constelaciones empresariales, organizacionales, direccionales, profesionales... hablaremos de las bases sistémicas, las lealtades, los méritos y las miserias y me diréis dirás si es o no “la vida misma”[4].
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[1] Link al texto de Moratinos, desactivado posteriormente por desaparición del origen.
[2] Que parecen se han apuntado al curso.
[3] Supongo que, arropado por la recesión económica, se habrá puesto de moda ese tipo de encuentro por estos lares.
[4] Finalmente, para ser objetivote dejo un vídeo, subido a Youtube por cursosgente, con la presentación de una entidad que se dedica a esta actividad y la argumentación de los beneficios de estas técnicasEl vídeo posteriormente ha sido eliminado del sitio fuente, por lo que se ha roto el link. (Imagen de la carta moderna de las 88 constelaciones reconocidas por la Unión Astronómica Internacional; fuente: Wikimedia Commons).