martes, 14 de agosto de 2007

Ritmo distinto

Degustando una ensalada en el restaurante el Viborilla (Benalmádena, Málaga, España)
Fuente de la imagen: mvc archivo propio
Motivos profesionales me obligaron visitar ayer, al mediodía, la feria de Málaga  - el año pasado escribí por estas fechas: Terminó la feria (M. Velasco, 2006[1]). Por la mañana me llamó un equipo de personas, de una reconocida firma nacional de consultoría en recursos humanos, que conocí hace dos meses en Madrid, en unas entrevistas para un posible proyecto de colaboración. Estaban en la ciudad con unos clientes y querían saludarme. Se debe uno a su red de contactos y antes de tirar para el pueblo (Ronda, España), retrasamos la agenda y ¡a la feria! Fue un placer saludar y convivir unas horas con personas de esa talla, tanto en lo profesional como en lo humano[2]. No pierden el tiempo y de forma directa me sacan de nuevo la propuesta de trabajo en la capital del reino. Que a la empresa X le gustó el vídeo de la larga entrevista de selección, que es lo que están buscando y que tengo que volver a pensarlo. “Dios mío, no sabéis lo bien que se siente mi ego, tanto por los comentarios del cliente como por los vuestros, pero no es lo mismo un trabajo puntual de semanas a instalarse definitivamente en Madrid; es cuestión de lo que yo entiendo por calidad de vida”. Me encanta trabajar en lugares distintos, viajar, conocer ricas y variadas costumbres empresariales, pero saben que desde hace un tiempo, pretendo reconducir mi vida laboral y ese futuro que quiero pasa por tener mi domicilio en Andalucía en particular y, a ser posible, en Málaga en especial. 

No diré que de aguas similares a la que proponen no beberé, porque la vida da muchas vueltas, pero hoy por hoy lo tengo claro. También sé que con mi perfil profesional, a corto plazo no es fácil encontrar un proyecto de largo recorrido en esta plaza, pero hay que intentarlo. Cuando llegué a casa, busqué en la papelera y localicé el artículo de J. M. Sarriegui[3], porque recordaba que había escrito sobre las firmas de consultoría tecnológica que se alejan de Madrid y Barcelona, siendo Málaga uno de los lugares donde llevan sus centros especializados. Argumenta Sarriegui que los impulsos de esta migración se encuentran en la búsqueda de talento, motivación y menos coste. Añadiría que por parte del profesional o trabajador, éste valora un ritmo, armonía y calidad de vida distintos y, percibo, más proactivo. Gracias de nuevo. Me siento halagado por la proposición y la acogida. Igualmente por la valiosa crítica a mi perfil profesional y a mi enfoque laboral, así como a la orientación profesional que me trasladasteis. Soy consciente que ese tren ha pasado, pero en mi ánimo está que desfile otro, aunque tenga menos vagones, no sea un convoy de última generación o la línea de ferrocarril no sea de alta velocidad; me conformo que, entre los requisitos de proyecto decente y de futuro, posibilite que el apeadero donde me suba y la estación donde descansen por la noche la máquina y los vagones, se encuentre por estos lares[4].
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[1] Velasco-Carretero, Manuel (2006). Terminó la feria. Sitio visitado el 14/08/2007.
[2] En el fondo, la profesionalidad y la humanidad debe ser lo mismo ¿no?
[3] Sarriegui, Joseph M. Factorías de empleo cualificado. Suplemento Negocios de El País, 05/08/2007. Pág. 23.
[4] Imagen arriba del Palacio de Congresos y Ferias de Málaga, fuente: Wikimedia Commons. Imagen abajo, una de las columnas de la puerta de la feria 2007 del centro de Málaga, la que da la entrada a la calle Larios; fuente: realización propia. Fuente de la imagen: Wikimedia Commons). Imagen incorporada con posterioridad; fuente: mvc archivo propio.