jueves, 1 de febrero de 2007

Un olvido imperdonable

Fuente de la imagen: mvc archivo propio
En el post La incertidumbre del navegante (M. Velasco, 2004)[1], me quejaba de la cantidad de correo basura que recibo al día, me preguntaba quién le daba mis datos personales sin mi consentimiento a otras empresas y le recomendaba a un amigo que, al menos empresarialmente, dispusiera de un plan de contingencia en materia de seguridad informática. Ahora, dice el Gobierno de España que impondrá a las empresas nuevos deberes de guarda de datos personales[2]

¡Pero bueno! ¿No es suficiente cumplir o hacer cumplir la actual ley, que extendía su ámbito de aplicación sobre todo tipo de soporte de datos personales? Por lo visto, según un estudio de Landwel-PwC, las empresas españolas no están preparadas para custodiar los datos personales que almacenan en papel. O sea, que desde 1989 hasta 2007, no han tenido tiempo de poner en marcha los procedimientos de gestión y control necesarios. 

Alude la referida consultora que hay un abandono de la información sensible en papel. En fin, sigo pensando que por más tiempo de adaptación que se nos ha dejado y más normativa que se ha publicado, la mayoría de las empresas han pasado de esta obligación y ahora, claro, se escuchan expresiones como “el papel ha sido el gran olvidado”, cuando pienso, que todo estaba atado y bien atado desde el principio[3]. Imagen incorporada con posterioridad; fuente: mvc archivo propio.
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[1] Velasco-Carretero, Manuel (2004). La incertidumbre del navegante. Sitio visitado el 01/02/2007.
[2] Leído en la pág. 42 del Cinco Días de 31/01/07.
[3] Formato de post cambiado posteriormente. Fuente de la imagen: sxc.hu