domingo, 15 de octubre de 2006

Muhammad Yunus

Basta releer algunas de mis tristes notas, para observar que no oculto mi preferencia por el periodismo ejercido en los diarios ABC y El País (sí, también sigo la prensa gratuita del estilo 20minutos y, especialmente, la digital económica). Desde esta intrascendente, tímida y humilde bitácora quiero felicitar al diario El País por la publicación del espléndido suplemento semanal que me he encontrado en el kiosco este domingo, El Sueño del Príncipe, reconociendo que también me ha gustado Cinco horas con mi abuelo Miguel, en el XL Semanal.

Barrunto una semana televisiva de pocas críticas con fundamento y mucho lamer de heridas inexistentes, frustraciones, pelusas, rencores, bajas pasiones y resentimientos de los ridículos y trasnochados tertulianos insustanciales de siempre. Ya se nos dio un avance anoche en Dolce Vita de Telecinco (sí, reconozco mi culpa: eché un largo vistazo mientras me tomaba una infusión). Pregunto: ¿Qué hubieran dicho los anodinos y baladíes personajes de anoche si este reportaje hubiera salido, por ejemplo, en otro diario que no fuera el monárquico ABC o el mencionado EL País? ¡Ya! Me imagino la respuesta.

No ha sido la primera vez que la Casa Real hace algo similar (ver hemerotecas). Pero para lo que verdaderamente me ha servido la revista es para avergonzarme una vez más de mis irrisorios conocimientos económicos y sociales. Jamás de los jamases me hubiera imaginado que le dieran el Premio Nobel de la Paz a un banquero, quizás por mis cortas miras y prejuicios ¿Emilio Botín recibiendo un premio a la paz? Impensable. He ahí mi error, entender exclusivamente el perfil de un banquero con los privilegiados financieros y capitalistas de nuestro país.

Por algunas aventuras presuntamente financiero – caritativas – fraudulentas en Portugal y otros países hispanoamericanos, conocía los microcréditos, reconociendo hoy mi ya erróneo escepticismo en el sentido de ¿dónde estaba el truco? Mea culpa de nuevo. Resulta que Muhammad Yunus, comenzó hace treinta años, a través del Banco Grameen, concediendo préstamos sin aval para desfavorecidos, sacando de la miseria a millones de personas. Mis respetos. En verdad, podían aprender las Cajas de Ahorro de este señor y derivar su perfil social hacia acciones serias de este tipo y no marear tanto la perdiz. ¿Sí? La página web de la Fundación Grameen en español es BANCO GRAMEEN II.