martes, 29 de abril de 2025

Clave para un Turismo Sostenible

Fuente de la imagen: mvc archivo propio
Otra cuestión que he estado explicando en estos días al alumnado de las clases A y B de la asignatura Derecho Administrativo Turístico (DAT), de tercero del Grado en Turismo de la Facultad de Turismo de la UMA, ha sido lo relativo a la ordenación de los recursos turísticos, aspecto que considero básico para garantizar un desarrollo sostenible y equilibrado del sector turístico. Esta labor de planificación y gestión implica la utilización y protección de los recursos naturales, culturales y patrimoniales, asegurando que su aprovechamiento sea compatible con la conservación del entorno y el bienestar de las comunidades locales. Uno de los principales instrumentos utilizados en la ordenación de los recursos turísticos es el Plan General del Turismo (PGT), considerado el marco estratégico básico que define las líneas de actuación para el desarrollo turístico en una región. El PGT se desarrolla a partir de un exhaustivo análisis y diagnóstico de la situación turística, tendencias y escenarios futuros, estableciendo los objetivos y prioridades de acción. Además, delimita los ámbitos territoriales homogéneos y los criterios para un desarrollo turístico sostenible, sirviendo como referencia para otros instrumentos de planificación sectorial.

Complementariamente, existen instrumentos específicos como pueden ser los Marcos Estratégicos para la Ordenación de los Recursos y las Actividades Turísticas, que establecen directrices para la protección, promoción y gestión de recursos singulares. Estos marcos permiten coordinar acciones entre diferentes administraciones e instituciones, fomentando un uso racional y responsable de los recursos. Dentro de los programas destacados, se encuentran los Programas de Recualificación de Destinos, que tienen como objetivo realizar diagnósticos de situación, identificar necesidades y proponer acciones de mejora en infraestructura, servicios y sostenibilidad. A través de estos programas, se busca no solo mejorar la calidad de la oferta turística, sino también promover un uso adecuado de los recursos y evitar la sobreexplotación que puede afectar negativamente al entorno y la experiencia del visitante. El mantenimiento del uso turístico de los recursos también es importante de cara a la preservación de su valor a largo plazo, lo que requiere la implementación de políticas que regulen actividades, promuevan la rehabilitación de infraestructuras y fomenten la sensibilización de los actores implicados sobre la importancia de la conservación.

La planificación territorial juega un papel clave puesto que estos planes establecen las zonas adecuadas para el desarrollo turístico y regulan el uso del suelo, protegiendo áreas de valor ambiental y cultural que no deben ser sometidas a un aprovechamiento indiscriminado. En este marco, la normativa sectorial, como el ordenamiento jurídico en Turismo y las disposiciones específicas de las administraciones autonómicas, aseguran que la planificación y gestión de los recursos turísticos se realice respetando principios de sostenibilidad y calidad. La participación pública en los procesos de planificación y los informes técnicos, por parte de órganos consultivos como, en el caso de Andalucía, el Consejo Andaluz del Turismo, garantizan la transparencia y la integración de criterios técnicos y sociales en la ordenación. En síntesis, la ordenación de los recursos turísticos mediante instrumentos y programas específicos, junto con una adecuada planificación territorial, garantiza que el crecimiento del sector turístico sea compatible con la protección del patrimonio y el medio ambiente. Solo así será posible desarrollar un turismo responsable, que genere beneficios económicos y sociales duraderos, contribuyendo a la conservación del entorno para las generaciones futuras.