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Complementariamente, existen instrumentos específicos como pueden ser los Marcos Estratégicos para la Ordenación de los Recursos y las Actividades Turísticas, que establecen directrices para la protección, promoción y gestión de recursos singulares. Estos marcos permiten coordinar acciones entre diferentes administraciones e instituciones, fomentando un uso racional y responsable de los recursos. Dentro de los programas destacados, se encuentran los Programas de Recualificación de Destinos, que tienen como objetivo realizar diagnósticos de situación, identificar necesidades y proponer acciones de mejora en infraestructura, servicios y sostenibilidad. A través de estos programas, se busca no solo mejorar la calidad de la oferta turística, sino también promover un uso adecuado de los recursos y evitar la sobreexplotación que puede afectar negativamente al entorno y la experiencia del visitante. El mantenimiento del uso turístico de los recursos también es importante de cara a la preservación de su valor a largo plazo, lo que requiere la implementación de políticas que regulen actividades, promuevan la rehabilitación de infraestructuras y fomenten la sensibilización de los actores implicados sobre la importancia de la conservación.
La planificación territorial juega un papel clave puesto que estos planes establecen las zonas adecuadas para el desarrollo turístico y regulan el uso del suelo, protegiendo áreas de valor ambiental y cultural que no deben ser sometidas a un aprovechamiento indiscriminado. En este marco, la normativa sectorial, como el ordenamiento jurídico en Turismo y las disposiciones específicas de las administraciones autonómicas, aseguran que la planificación y gestión de los recursos turísticos se realice respetando principios de sostenibilidad y calidad. La participación pública en los procesos de planificación y los informes técnicos, por parte de órganos consultivos como, en el caso de Andalucía, el Consejo Andaluz del Turismo, garantizan la transparencia y la integración de criterios técnicos y sociales en la ordenación. En síntesis, la ordenación de los recursos turísticos mediante instrumentos y programas específicos, junto con una adecuada planificación territorial, garantiza que el crecimiento del sector turístico sea compatible con la protección del patrimonio y el medio ambiente. Solo así será posible desarrollar un turismo responsable, que genere beneficios económicos y sociales duraderos, contribuyendo a la conservación del entorno para las generaciones futuras.