Fue feliz en su caminar y eso es lo importante

Fuente de la imagen: mvc archivo propio

Y después de llorar por las sinrazones, desafueros, deslealtades e iniquidades de la vida, descorchó el G.H. Mumm que se había dejado su ya expareja antes de partir de este mundo que tan injustamente le había tratado, tanto en lo político, como en lo económico como en lo institucional. Y brindamos por un mundo distinto y mejor por el que siempre luchó el ausente y renovamos nuestro compromiso para conseguirlo, no ya para disfrutarlo nosotros, sino para que nuestra descendencia pueda regocijarse, aunque esa lucha signifique que también el quehacer nos lleve por delante, pero que, en todo caso, seguro quedará un rastro de humanidad que será retomado por otros, lo mismo que ahora cogemos el testigo del amigo que nos dejó. Concluimos que la vida es un camino y, realmente, él fue feliz en su caminar y eso es lo importante.

Y volvimos a brindar por la buena gente que inunda este mundo, de distintos colores políticos o sensibilidades espirituales, ya sean conservadores, progresistas, liberales… apolíticos o cristianos, judíos, musulmanes, budistas, taoístas, agnósticos, ateos… pero con una divisa común: el respeto al semejante. Y nos deleitamos, primeramente con el claro salmón rosa en vista para, después, el intenso aroma a fresa de la Pinot Noir, coupé probablemente con Chardonnnay y alguna que otra variedad, que se vigorizaba en el gusto y refrescaba la garganta, de manera, a la vez, seca, dulce y aterciopelada. En cuanto a la institución vitivinícola, Maison Mumm, sus raíces se adentran en el siglo XII[1]. Parte de este texto también se ha editado en el sitio vinopost, bajo el título “G.H. Mumm”. Fuente de la imagen: mvc archivo propio.

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[1] Los orígenes de la actual bodega se remontan a 1827.