Fuente de la imagen: infografía de la CNMV sobre finanzas sostenibles |
Hace unos años, en el texto “Entonces y solo entonces”, escribía algunas de las consideraciones engendradas en un foro sobre la Unión Europea (UE) donde participé, en el marco de la disciplina Derecho Internacional. En específico, que las políticas económicas son cruciales para lograr un crecimiento inteligente, sostenible e integrador en beneficio de los ciudadanos europeos. Lo anterior implica un impulso de la competitividad entre las empresas de la UE para ayudarlas a competir a escala mundial, desarrollar sus actividades económicas y crear nuevos puestos de trabajo, una potenciación del empleo, una garantía de finanzas públicas sostenibles y una consolidación de la estabilidad económica para precisamente proteger esas economías, esos puestos de trabajo y esa anhelada prosperidad contra las “sacudidas externas”. Finanzas sostenibles. Probablemente parte de la solución para generar un futuro distinto y mejor para nuestra descendencia.
Refresco esas reflexiones porque parte de la tarde del jueves la pasé “bicheando” la infografía que, sobre finanzas sostenibles, ha editado la Comisión Nacional del Mercado de Valores español (CNMV). Si quieres acceder al documento, clickea AQUÍ. En marzo de 2018, la UE se comprometió a liderar la reforma del sistema financiero para apoyar la transición hacia una economía sostenible, con la adopción del primer Plan de Acción sobre la Financiación del Crecimiento Sostenible y el éxito de la primera edición de la Conferencia de alto nivel sobre finanzas sostenibles. En marzo de 2019 se celebró el evento, ofreciendo la oportunidad de fomentar la cooperación internacional, explorar sinergias y demostrar un firme compromiso en pro de un sistema financiero internacional coherente que apoye la canalización de capital privado hacia proyectos sostenibles[1].
Pero ¿Qué son las finanzas sostenibles? La CNMV las define apoyándose en el concepto acuñado por la Comisión Europea (CE): “la financiación para realizar inversiones teniendo en cuenta cuestiones medioambientales, sociales y de gobierno”. Entre los objetivos principales de este tipo de financiación figuran los siguientes: la disminución de las presiones medioambientales, la reducción de los gases de efecto invernadero y contaminantes y la optimización de la gestión de residuos y en general la mejora de la eficiencia en el uso de recursos naturales. A su vez, puede considerarse parte de las finanzas sostenibles la sensibilización y transparencia en términos de riesgos de sostenibilidad en el propio sistema financiero y uso de la red de supervisores y de bancos centrales para la gestión de políticas de buen gobierno.
Según la CE, dado que hasta 2030 se necesitarán aproximadamente 6,2 billones de euros anuales de inversión en infraestructuras con bajas emisiones de carbono, como energía, transporte, edificios e instalaciones hidráulicas para limitar el calentamiento de la tierra a 2°C, el objetivo de incrementar la financiación sostenible reviste especial importancia[2]. A pesar del fracaso de la Cumbre de Madrid, los acuerdos en el seno de la UE presagian que la CE proseguirá sus esfuerzos para mantener una sólida cooperación internacional en materia de finanzas sostenibles, colaborando estrechamente con todos los socios internacionales pertinentes, con el objetivo de lograr una mayor armonización de los distintos marcos y herramientas de la política de servicios financieros que incorporan la sostenibilidad en el sector financiero. A continuación inserto un vídeo, alojado en Youtube cortesía de la CNMV, sobre finanzas sostenibles. Fuente de la información: CNMV, UE y CE. Fuente de la imagen: infografía de la CNMV.
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[1] Esto forma también parte de los esfuerzos de la Unión de los Mercados de Capitales (UMC) para conectar las finanzas con las necesidades específicas de la economía europea contribuyendo así a la agenda de la UE para una economía neutral en carbono.
[2] Solo en la UE, el logro de unos objetivos en materia de energía y clima que respeten el Acuerdo de París requerirá una inversión anual adicional de 180 000 millones de euros entre 2021 y 2030 en comparación con la situación actual. Los cada vez más limitados fondos públicos no cubrirán estas necesidades de inversión.