miércoles, 18 de junio de 2014

¿Aristas corruptas?

Fuente de la imagen: mvc archivo propio
El domingo leía en El País el artículo de Pilar Álvarez y Álvaro de Cózar “La gran estafa española”, con el expresivo subtítulo “La corrupción ha marcado la historia de los cursos de formación, un sistema de miles de millones que en muchos casos financia ilegalmente a los agentes sociales” y el elaborado gráfico sobre “los cursos de formación en España”. Si eres follower de este sitio, conocerás de sobra mi tristeza y reiterada crítica por el uso inadecuado de los ingentes fondos provenientes de la Unión Europea y de las cuotas de la Seguridad Social para formación de los desempleados y el reciclaje de la clase trabajadora, ante la bochornosa mirada hacia otro lado de los Poderes del Estado. Como muestra un botón. En julio de 2006 escribía “Formación vs Fermentación” y unos meses después “Lo relativo y lo obvio”. En 2007 siguieron llegando textos como “¿Más ayuda para la formación?” y así sucesivamente, hasta “Universos paralelos”. Tampoco faltó recabar la denuncia pública de expertos, como Gay de Liébana (ver post: “Paquita la Peluquera”). Y como colofón, casi todo este párrafo está copiado del post ¿Te dan cuen?

Poco tengo que añadir al trabajo de investigación de Pilar y Álvaro, salvo que injustamente meten en el saco a esas pequeñas, denostadas y vilipendiadas estructuras de barrio conocidas como “academias”, esa especie en peligro de extinción a las que les llega (cuando llega, porque ahora con el elearning y el on room, ni eso), los restos de las migajas, exigiéndoles encima, de manera insultante, "una formación de calidad", como si pudieran hacer "milagros" con los "cuatro euros" que la "cadena piramidal" les asigna, devengos que se pagan tarde, cuando se atienden, claro. Sí me centraré brevemente en la, parece ser, futura reforma que el Gobierno está negociando con los sindicatos y la patronal, queriendo implantar un sistema de adjudicación de formación por concurso público, donde participen directamente, sin intermediarios, ya sean organizaciones sin ánimo de lucro (léase organizaciones empresariales y sindicales, tanto sectoriales como transversales) como consultoras privadas (léase grandes consultoras y fundaciones, éstas últimas "hay que echarles de comer aparte").

Es como si para resolver el problema de robo de gallinas por mamíferos carnívoros de la familia de los cánidos, se siguiera manteniendo al zorro al cuidado del, eso sí, reformado gallinero o, dicho de otra forma menos metafórica, cambiar los “vértices” del presunto triangulo de la corrupción que está formado, al parecer y según se desprende del gráfico elaborado por los articulistas, por las organizaciones empresariales, las sindicales y algunas consultoras sin escrúpulos, sin pararse a pensar que el problema son “las aristas”. En fin. Los vértices[1] del problema o el problema de los vértices. He ahí la cuestión: la cada vez más presunción de aristas corruptas (a las noticias de la prensa me remito). Y si no se avanza en caminos de ética, moralidad y razón, llegaremos a la conclusión de Álvarez y Cózar: todo cambiará para que todo siga igual. Pero aquí no pasa nada; estamos en España (Fuente de la imagen: Wikimedia Commons). Imagen incorporada con posterioridad; fuente: mvc archivo propio.
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[1] Vértice: Lugar donde se encuentran dos o más elementos unidimensionales. En este caso, vértices de un triángulo presuntamente formado por el Gobierno, los sindicatos y los empresarios. Nota incorporada posteriormente. Título del texto cambiado posteriormente a ¿Aristas corruptas?