Fuente de la imagen: portada del libro |
Ya estamos en febrero y todo sigue igual, salvo que contigo,
cada día es todo como menos difícil. Un poco tarde llego esta mañana a la cita.
El motivo no es otro que un libro. Anoche trasnoché terminando el texto “Contigo”,
del profesor, metafísico y coyunturalmente ministro de Educación, Ángel Gabilondo (Edit. Aguilar)[1]. En el primer capítulo se apunta que va dirigido a alguien
bien concreto y he pensado en ti, porque empiezo a apreciarte incluso sin
conocerte, que te busco siempre incluso después de encontrarte. Aprovechándome
de la sinopsis para presentártelo, efectivamente, Contigo me ha situado en ese
espacio donde se produce la ruptura entre lo que me sucede y lo que digo, en el
entorno de aquello que mis labios se reservan, en el territorio de los
encuentros que son también desencuentros.
No sé si a ti te pasa lo mismo que al autor, pero yo también
necesito que alguien me hable, me abrace, me descubra. Se escribe en la
presentación que no siempre encontramos las palabras adecuadas. En ocasiones
éstas se desvanecen antes de llegar. Se produce entonces una sensación incómoda
de incomunicación. Lamentamos no haber sido capaces de verbalizar lo que
pensamos o sentimos. Convivir y compartir sin apenas decirnos nada acaba por
impedir los sueños y los deseos que nos completan en compañía del otro. Para hojear algunas páginas, cortesía de le editorial, clickea AQUÍ y si quieres leer la entrevista que Juan Cruz le hizo a Ángel en El País: "Vivimos como supervivientes"[2] (Fuente
de la imagen: portada del libro).
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[1] Gabilondo, Ángel. Contigo. Ed. Aguilar. 2009.
[2], Cruz, Juan. Vivimos como supervivientes. El País. 2009. Sitio visitado el 01/02/2014.