Fuente de la imagen: archivo propio |
Curiosamente, la posterior caída del imperio, siglos
después, favoreció que la “mercator genus”[2], se volcara durante parte de la Edad Media en la permuta o trueque, demostrando todo lo anterior la Ley de Goodhart, muchísimo antes de que ésta fuera concebida por su autor. Cabría reflexionar
que si el peculio disfrutase de un principio ajustadamente privado, no se
hubiera registrado ningún cambio. La cuestión radicaba en que un mercado cimentado en el trapicheo, canje o trueque es complejo, al tener que encontrar el que ofrece un producto o servicio a esa persona
que necesita ese producto o servicio y que, a su vez, ofrece algo que interesa al primero. Hace unos
meses, se escribía en The Economist, “On the origin of specie”[3], sobre el misterio
del origen del dinero y de los beneficios que ese debate puede traer para
solucionar los problemas de hoy.
El economista Carl Menger va en la misma línea que Roldán
Hervás, al apuntar que la monetarización surge cuando las comunidades agrícolas cultural y económicamente "se cultivan a ellas mismas", especializándose y, por derivación, obteniendo dividendos
en la eficacia, pero a costa de la obligada y periódica reciprocidad con terceros. Como he escrito en el segundo párrafo de este post, la
acuñación de moneda no fue una decisión de los comerciantes para minimizar el
costo del comercio, sino una acción intervencionista de la clase política. Lo
anterior insinúa la nueva reflexión contenida en la “teoría Chartalista”, que
nos lleva a un círculo vicioso y a lo que Manuel Conthe escribió en 1998 en El
País: “El dilema de Goodhart”[4] (fuente de la imagen: sxc.hu). Imagen incorporada con posterioridad; fuente: archivo propio.
__________________________
[1] Roldán Hervás, José Manuel . Historia de Roma. Ediciones Universidad Salamanca. 2011.
[2] Clase de los comerciantes.
[3] The Economist. On the origin of specie. 2012. Sitio visitado el 21/05/2013.
[4] Conthe, Manuel. El dilema de Goodhart. El País. 1998. Sitio visitado el 21/05/2013.