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Después de leer la prensa y constatar por enésima vez que
los dichosos, radicales y atropellados ajustes no sirven para nada y Europa va
a peor, esta mañana te escribo tarde (ayer tocó cumpleaños), en medio de continuos cortes de luz, truenos,
relámpagos y fuertes rachas de viento. Y sigue lloviendo. Desde mi ventana observo el paisaje mojado y al día
intentando hacerse un hueco entre tanta nube y tormenta.
Al igual que el
raciocinio lucha por un trozo de luz entre tanta miseria política y social. Mientras, en mi país, el Gobierno y parte de la oposición (al
resto de los partidos ni se les ha invitado), son incapaces de llegar ni a un
principio de acuerdo para los desahucios. El primero, empeñado en seguir las instrucciones marcadas
por la Banca y legislando en consecuencia.
El segundo, hipotecado por su pasado, desorientado y sin
rumbo, con twitteras luchas entre Trujillo(s) y Valenciano(s), que más que
risa, provocan asco. Y de colofón, las presuntas cuentas remuneradas en Suiza de otros, que si es cierto los sonidos del río, agua lleva. Y sigue y sigue, como el conejito de Duracell. Y sigue lloviendo. Y sigue relampagueando. Y siguen los cortes de electricidad. Y sigue tronando...