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Lo más probable es que una persona dolida hubiera soltado a la natural venganza, comiéndola en plato frío o caliente, daba igual, ajustándole las cuentas, dándole una lección que no olvidara, resarciendo a su honor y satisfaciendo su ego ¿No? Pues no. Su respuesta me dejó patidifuso, deslumbrado, extasiado. El conflicto lo enterró donde tenía que estar su sepultura y procedió conforme a su criterio profesional, eso sí, girando sobre sus talones y cambiando de dirección. Cualquier otra actuación hubiera prolongado el sufrimiento, comentó, ya que lo hubiera mantenido atrapado en una relación negativa y patológica y, por otra parte, el Tribunal de la Vida, en este caso ese ámbito territorial y sectorial donde el "poseído del demonio" desarrolla su actividad empresarial, ya ha dictado sentencia y ha estigmatizado al susodicho por el resto de sus días. La verdad, si me encuentro en una situación similar no sé si actuaré como mi apreciado jurista o, por el contrario, me dejaré nublar por mi lado ciego[2].
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[1] Velasco Carretero, Manuel. Aspiración íntima.2003. Sitio visitado el 30/12/2007.
[2] ¡Qué grande eres! (Imagen del MEC: Venganza, del ilustrador M.Acedo). Fuente de la imagen: sxc.hu. Fuente de la imagen: mvc archivo propio.