lunes, 13 de octubre de 2025

Por un momento quise ser Sakamoto

Fuente de la imagen: mvc archivo propio
El mundo se siente particularmente pesado últimamente. Con cada nuevo titular sobre la guerra en Ucrania, la devastadora situación en Gaza, la sospechosa tibieza de la Unión Europea o la inquietante ascensión de figuras autocráticas que amenazan los cimientos de la democracia a nivel global, es fácil sentirse abrumado, pequeño e impotente ante los poderes que realmente intentan mover los hilos. Esta sensación de caos inabarcable ha provocado que, este fin de semana, sintiese la urgente necesidad de buscar refugio en pura, absurda y espectacular evasión. Fue por ello por lo que desempolvé los tomos de Sakamoto Days (referenciado en M. Velasco, 2022)[1], buscando consuelo en las páginas de Taro Sakamoto, el antiguo asesino legendario que ha engordado y solamente desea una vida tranquila en su tienda de conveniencia.
Fuente de la imagenSakamoto Days: Ex-asesino a sueldo. Sitio book—post (M. Velasco, 2022)
La obra de Suzuki (2022)[2] se convirtió así en mi particular bálsamo: el contraste entre la vida doméstica de un padre de familia y las batallas de infarto contra asesinos con habilidades ridículas, me ofrecía el escape que la realidad me negaba. Al leer cómo Sakamoto, a pesar de sus kilos de más y su juramento de no matar, utiliza su ingenio y su fuerza sobrehumana para proteger a sus seres queridos y a su comunidad, una parte de mí experimentaba una profunda envidia. ¡Qué maravilla sería tener la certeza de un poder tan absoluto! Por un momento, sólo por un momento, quise ser Sakamoto: alguien capaz de enfrentarse a cualquier amenaza con un palillo o una lata de refresco y de neutralizar la maldad del mundo con una coreografía de acción tan estilizada como cómica[3]. Fuente de las imágenes: mvc archivo propio.
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[1] Velasco-Carretero, Manuel (2022). Sakamoto Days: Ex-asesino a sueldo. Sitio book—post. Visitado el 13/10/2025.
[2] Suzoki, Yuto (2022). Sakamoto Days. Ed. Ivrea.
[3] Esa fantasía, aunque sea a través de la ficción y la tinta, me permitió desconectar y recargar las energías necesarias para volver a enfrentar el complejo y agotador panorama global de mañana.