viernes, 15 de agosto de 2025

Pionero hecho a sí mismo

Fuente de la imagen: mvc archivo propio
En el habitual saneamiento de las estanterías en el periodo vacacional, se deslizó una cálida felicitación navideña de José Manuel Berutich Montesinos, que lo conocí cuando el que te escribe ejercía de auditor interno en Eurouni A.I.E. (M. Velasco, 2006)[1] y el grupo empresarial de Berutich miembro de esa agrupación de distribución comercial. El casual y oportuno movimiento del sobre me recordó el trayecto vital de esta persona, recogido en su autobiografía (M. Velasco, 2021)[2], que he vuelto a hojear. "Memorias de una vida" (J.M. Berutich, 2016)[3] es el relato de José Manuel que, desde su nacimiento en Ronda en 1934, se dedicó a forjar su destino y a dejar huella en el panorama empresarial y turístico de mi país. Su infancia transcurrió entre mi pueblo, Ronda, y Gibraltar, donde la Guerra Civil española lo llevó a residir temporalmente y en el que el temprano contacto con el inglés —idioma que su padre, un pionero del turismo rondeño, le inculcó desde pequeño— sentó las bases de su futuro políglota, llegando a dominar cinco lenguas. Tras una educación variada y, en ocasiones, marcada por una disciplina férrea, José Manuel, a pesar de sus inicios modestos, siempre mostró una inquietud por aprender y superarse. Su juventud lo llevó a emprender un periplo lleno de aventuras. Trabajó en la hostelería en el Hotel Reina Cristina de Algeciras y en el Hotel Universal de La Línea, donde perfeccionó sus habilidades en recepción y contabilidad. Poco después, Tánger, por entonces zona internacional, se convirtió en un escenario decisivo para su formación. Allí, en el Hotel Rif, profundizó en el dominio de idiomas y la gestión hotelera a la par que se inició en el lucrativo "trapicheo" de divisas y, de forma inesperada, entró en contacto con agentes del Servicio Secreto Americano, quienes, sin que él lo supiera en ese momento, recopilarían un exhaustivo informe sobre su persona. Una posterior aventura como polizón en un yate alemán le reveló, por fortuna a tiempo, un turbio asunto de contrabando de armas, lo que le hizo apreciar la lección de que "no hay mal que por bien no venga". Su paso por Barcelona, donde trabajó en el Hotel Avenida Palace, estuvo marcado por el robo de sus pertenencias, una experiencia que, aunque desoladora, le enseñó la importancia de la resiliencia y la ayuda ajena.

La relación de José Manuel con los americanos se intensificó con su trabajo para la Fuerza Aérea de los Estados Unidos (USAF) en Madrid, primero en la Base Aérea de Getafe y luego en Loeches, como parte del Departamento de Combustibles (POL). Allí, su impecable inglés y su gran capacidad de organización y resolución lo hicieron un empleado indispensable, obteniendo incluso comisiones por las reservas de hoteles para el personal militar. Durante este período, y en paralelo a su servicio militar —"La Puta Mili"—, donde supo destacar y ser "protegido" por su dominio del inglés, continuó con su negocio particular de distribución de whisky y otros productos que conseguía de las bases americanas, una actividad sumamente lucrativa aunque no exenta de riesgos, que terminaría tras una investigación de la Policía Militar. Su regreso al sector del turismo de la mano de Viajes Meliá S.A. lo consolidó como un exitoso guía turístico. Recorrió España y Europa en "Eurotours", acompañando a numerosos grupos, especialmente norteamericanos, y acumulando experiencias y ganancias considerables gracias a las generosas propinas y comisiones. Su talento lo llevó a la dirección del Hotel del Golf en Castellón, reto que asumió con entusiasmo, a pesar de las importantes carencias iniciales y la compleja relación con el propietario. Este periodo estuvo lleno de obstáculos burocráticos y financieros, que José Manuel sorteó con ingenio y la ayuda de sus contactos, pero que finalmente lo llevaron a liquidar su contrato con Meliá. Pero el capítulo más significativo de su trayectoria empresarial fue, sin duda, la creación y expansión de Supermercados BRC, siendo pionero en España al introducir la novedosa fórmula de los supermercados, en un momento en que el consumidor solo conocía las pequeñas tiendas de ultramarinos. Comenzó con un modesto local de 80 metros cuadrados en Alegranza y, basándose en un manual técnico americano, aplicó estrategias de marketing y organización que resultaron revolucionarias. Su visión lo llevó a abrir el primer "supermarket-24 horas" de la Costa del Sol en Benalmádena Costa en 1972, hito que requirió complicados trámites y negociaciones con autoridades locales, gubernamentales e, incluso, eclesiásticas. 

La cadena BRC se expandió rápidamente por toda la Costa del Sol, llegando a contar con catorce establecimientos y 180 empleados, destacándose por su limpieza, organización y sorprendente surtido, siendo los primeros en introducir productos extranjeros. Su buque insignia era el Hipermercado de Marbella, un establecimiento de más de seis mil metros cuadrados. La culminación de su éxito se vio trágicamente interrumpida el 13 de septiembre de 1997, cuando un incendio fortuito destruyó por completo el hipermercado, desastre con pérdidas multimillonarias y una plantilla de 249 empleados afectados, que sumió a José Manuel en profundos problemas económicos y de salud. Lo más doloroso fue la acusación por parte de la compañía aseguradora de que el incendio había sido intencionado, lo que desató una batalla legal que se prolongó durante trece años y que le causó un inmenso sufrimiento. Aunque finalmente fue absuelto, la aseguradora pagó una indemnización muy inferior a lo esperado, lo que lo llevó a liquidar la cadena de supermercados y traspasar sus locales más emblemáticos. Tras esta experiencia, decidió reorientar su vida empresarial hacia el sector inmobiliario, optando por "vivir de las rentas", una etapa más cómoda y menos arriesgada. A pesar de enfrentar diversas enfermedades y múltiples operaciones en los años posteriores, su espíritu se mantuvo joven, demostrando una fortaleza física y una positividad que siempre lo ayudaron a salir adelante. A lo largo de su vida, José Manuel llevó con orgullo su identidad rondeña y española, materializada en su residencia con un azulejo que reza "Consulado de Ronda en Marbella" y una gigantesca bandera nacional a la que rinde homenaje anual. Su historia es la de un hombre que, con tesón, honestidad, adaptabilidad y una indomable voluntad, construyó un notable éxito empresarial en una España en desarrollo, sabiendo disfrutar intensamente de cada vivencia y lección que la vida le ofreció. Para mí fue un honor y una oportunidad conocerlo y trabajar con él en el ámbito de las competencias que el Consejo de administración me asignó. Fuente de la información: Memorias de una Vida (J.M. Berutich, 2016)[3]. Fuente de la imagen: mvc archivo propio.
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[1] Velasco-Carretero, Manuel (2006). Ni seguratas ni chivatos ni detectives. Sitio visitado el 15/8/2025.
[2] Velasco-Carretero, Manuel (2021). Memorias de una Vida. Sitio book—post. Visitado el 15/8/2025.
[3] Berutich Montesinos, José Manuel (2016). Memorias de una Vida. Ed. Berutich.