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Según la CE, el marco jurídico vigente permite a la UE y a sus Estados miembros adoptar medidas para hacer frente a los efectos inmediatos en los consumidores y la industria, por lo que debe darse prioridad a medidas específicas que puedan paliar rápidamente el impacto de las subidas de precios para los grupos vulnerables y las pequeñas empresas[1]. Las medidas inmediatas van desde proporcionar apoyo de emergencia a los ingresos de los consumidores en situación de pobreza energética, por ejemplo, mediante vales o pagos parciales de facturas, que pueden financiarse con cargo a los ingresos del RCDE UE, hasta facilitar un acceso más amplio a los acuerdos de compra de energía renovable y apoyarlos con medidas de acompañamiento, pasando por autorizar aplazamientos temporales del pago de facturas, establecer salvaguardas para evitar los cortes de suministro de la red, prever reducciones temporales y selectivas de los tipos impositivos para los hogares vulnerables, prestar ayuda a empresas o industrias, de conformidad con las normas sobre ayudas estatales de la UE, intensificar los contactos internacionales en materia de energía para garantizar la transparencia, la liquidez y la flexibilidad de los mercados internacionales o investigar los posibles comportamientos anticompetitivos en el mercado de la energía y pedir a la AEVM[2] que siga mejorando el seguimiento de la evolución del mercado del carbono.
Para la CE, la transición hacia una energía limpia es el mejor seguro contra futuras perturbaciones de precios y debe acelerarse[3]. Mientras que las energías renovables más baratas desempeñan un papel cada vez más importante en el suministro de la red eléctrica y en la fijación del precio, siguen siendo necesarias otras fuentes de energía, incluido el gas, en épocas de mayor demanda. Con arreglo a la actual configuración del mercado, el gas sigue fijando el precio global de la electricidad cuando se utiliza, ya que todos los productores reciben el mismo precio por el mismo producto cuando entra en la red: la electricidad. Existe un consenso general sobre el hecho de que el actual modelo de fijación de precios sigue siendo el más eficiente, pero es necesario un análisis más profundo. La crisis también ha puesto de relieve la importancia del almacenamiento para el funcionamiento del mercado del gas de la UE. En la actualidad, la UE tiene capacidad de almacenamiento para alrededor del 20 % de su consumo anual de gas, pero no todos los Estados miembros tienen instalaciones u obligaciones de almacenamiento.
Entre las medidas a medio plazo para un sistema energético descarbonizado y resiliente se encuentran desde intensificar las inversiones en energías renovables, renovaciones y eficiencia energética, y acelerar las subastas de energías renovables y los procesos de autorización, hasta impulsar el papel de los consumidores en el mercado de la energía, empoderándolos para elegir y cambiar de proveedor, generar su propia electricidad y unirse a comunidades de energía, pasando por el fomento de la capacidad general de almacenamiento de energía para apoyar la evolución de la cuota de energías renovables, también de las baterías y el hidrógeno, pedir a los reguladores europeos (ACER) que estudien las ventajas y los inconvenientes de la actual configuración del mercado de la electricidad y propongan recomendaciones a la Comisión cuando proceda, considerar la revisión de la normativa sobre seguridad del suministro para garantizar un uso y un funcionamiento mejores del almacenamiento de gas en Europa, estudiar las posibles ventajas de la compra conjunta voluntaria de reservas de gas por parte de los Estados miembros o crear nuevos grupos regionales transfronterizos de riesgo en materia de gas para analizar los riesgos y asesorar a los Estados miembros sobre la formulación de sus planes de acción nacionales de prevención y emergencia.
La CE estima que las medidas de este conjunto contribuirán a dar una respuesta oportuna a los actuales picos de los precios de la energía, que son consecuencia de una situación mundial excepcional. También contribuirán a una transición energética asequible, justa y sostenible para Europa y a una mayor independencia energética. Las inversiones en energías renovables y eficiencia energética no solo reducirán la dependencia de los combustibles fósiles importados, sino que también facilitarán precios al por mayor de la energía más asequibles y más resistentes a las restricciones de suministro mundiales. La transición hacia una energía limpia es el mejor seguro contra perturbaciones de precios como esta en el futuro, y debe acelerarse, también por el bien del clima. Cree la CE que el conjunto de medidas permitirá dar una respuesta coordinada para proteger a los más vulnerables, estando cuidadosamente planteado para abordar las necesidades a corto plazo de reducir los costes de la energía para los hogares y las empresas, sin perjudicar al mercado interior de la energía de la UE ni a la transición ecológica a medio plazo. Fuente de la información: CE. Fuente de la imagen: mvc archivo propio.
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[1] Estas medidas deben ser fácilmente ajustables en primavera, cuando se espera que la situación se estabilice, no debiendo perturbar la transición a largo plazo ni las inversiones en fuentes de energía más limpias.
[2] Autoridad Europea de Valores y Mercados.
[3] La UE seguirá fomentando un sistema energético eficiente con una alta proporción de energías renovables.