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En Gran Hermano me preocupo porque, sin consentimiento, se traspase la intimidad de las personas, sea, por ejemplo, con una cámara digital, trastear en el ordenador privado o una transferencia furtiva de datos. Precisamente, no estoy en absoluto de acuerdo con la nueva regulación federal en EEUU, que obliga a las empresas a controlar y supervisar el contenido de todos los e-mails[1].
Coincido con la legislación europea, en el sentido de que la intromisión del empresario en las comunicaciones de sus empleados sólo puede darse con las debidas garantías y en supuestos extraordinarios. Cuando la empresa da un correo electrónico y un ordenador al trabajador, le está asignando un espacio privado en el que la dirección ejecutiva no puede inmiscuirse de cualquier manera[2].
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[1] Mensajes instantáneos y otros documentos electrónicos generados por los empleados. Leído en la nombrada página 32 de la edición del sábado de elEconomista.
[2] Bueno, Jesús (y a tod@s), deseo haberme expresado un poco mejor. Saludos cordiales (Fuente de la imagen: Wikimedia Commons). Imagen incorporada con posterioridad; fuente: mvc archivo propio.