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1º. ¿Por qué no innovan más las empresas? Estimada Silvia: Leí hace días tu post y llevo esos días dándole vueltas en la cabeza a tus cuestiones y el resultado de mis neuronas es simple, por lo que las pongo a trabajar de nuevo y nada, llegan a la misma conclusión, probablemente por los destellos extras que han tenido que generar por otras cuestiones profesionales y personales. Hoy me he puesto serio con ellas y les he dicho, chicas, aunque hagamos el ridículo con Silvia, le tenemos que decir algo. Y, bueno, mis neuronas (no había caído que neuronas es femenino) y yo te respondemos. Respuesta de mi corazón: porque en general vamos al dinero fácil, al pelotazo, a la copia y a la compra de rotaltys. Respuesta de mi cerebro: Si te refieres a nuestro país, si bien hemos recortado la desventaja con EEUU y Europa a nivel empresarial, al espíritu de la innovación le queda recorrer todavía un largo camino. Es como cuando te comes un postre de helado del que más te guste, luego repites y luego repites y a la mañana siguiente practicas media hora de footing, te sugiero que huelas tu piel y si, por ejemplo, has comido vainilla, pues olerás a vainilla. Al tejido empresarial español le falta oler a la vainilla (o al chocolate, o a la fresa...) del helado de la innovación.
2º. ¿Servirá de algo el dinero de Europa? Mujer, el dinero de Europa, servirá, pero su éxito dependerá de que los gestores de esos fondos consigan el máximo provecho. Viví el inicio y posterior desarrollo de los fondos para la formación continua (1993-2000) y podría escribir cientos de páginas acerca del uso de esos fondos. Leerás y releerás maravillosos informes de ejecución de miles y miles de solicitudes de formación aprobadas y ejecutadas, pero no sólo existe inadecuada gestión en el ladrillo. Y aprovecho la respuesta a la segunda cuestión de Silvia para resaltar la alusión que hace Patricia a la escasa formación de los trabajadores españoles, como otro factor que influye directamente en la productividad. Sí, me tocó vivir el periodo de formación continua 1993-2000, ocho años de fondos de la Unión Europea destinados a la formación de los trabajadores y trabajadoras de nuestro país, gestionados fundamentalmente por las organizaciones empresariales y las organizaciones sindicales, con el FORCEM, hoy Fundación Tripartita, como ente creado para impulsar y coordinar la ejecución de las políticas públicas en materia de Formación Continua y garante de la aplicación correcta de esos fondos.
Algunos ex-compañeros/as de aquella etapa me han preguntado en varias ocasiones por qué a partir del año 2000 no me monté por mi cuenta en el tema de la formación, con la generación de importantes réditos personales. Los que habéis seguido este blog desde sus inicios creo que ya tenéis la respuesta. Tiempo habrá en este sitio virtual de desgranar el largo rosario de experiencias en esa etapa. Hoy sólo me pregunto: ¿De qué han servido esos millones y millones de euros invertidos año tras año en la formación de los trabajadores? Ver los presupuestos anuales gestionados por el organismo gestor de los fondos. Desde luego, a tenor de los numerosos indicadores económicos, parece que no han propiciado un acercamiento de la productividad a la media europea. Las Organizaciones Empresariales, las Sindicales y el propio Gobierno son los que deben responder de esa gestión ¿de ese fracaso? Como parte de la respuesta a esa pregunta, rescato del baúl de los recuerdos un texto del preámbulo de unos estatutos de una organización empresarial andaluza del sector de la enseñanza no reglada, proyecto que tuve el honor de ser uno de los ponentes en el año 1995, y que, auspiciado por su Presidente, decía:
“Los centros privados andaluces, como parte viva de la sociedad que son, han mantenido en el último decenio un proceso similar al de la propia sociedad y se encuentran ante dos circunstancias increíblemente antagónicas: de una parte, con la llegada de estos adelantos tecnológicos, se está viviendo en las últimas décadas un extraordinario incremento del interés por nuevas formas de enseñanza; de otra, se está produciendo un empobrecimiento galopante de las empresas y profesionales de siempre. El motivo es bien sencillo: la desvalorización de la profesionalidad y la vocación del empresario de formación. Todo ello, aderezado con la llegada al sector de la formación de temporeros, advenedizos y oportunistas con la única intención de hacer negocio fácil y rápido ante el incremento de las necesidades formativas de la población”. ¿Todavía de rabiosa actualidad? ¿Susceptible de aplicar a otros sectores o funciones estratégicas? A buen entendedor… En síntesis: Formación contra Fermentación. (Formato de texto modificado posteriormente. Fuente de la imagen: sxc.hu). Imagen incorporada con posterioridad; fuente: mvc archivo propio.
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[1] Suplemento de negocios de un diario local un artículo, firmado por Patricia Pérez Zaragoza (2006), sobre la Productividad en España. Sitios visitados el 17/07/2006.